República de trabajadores argentinos.

Las dos CGT argentinas ante la Guerra Civil Española

 

Mariano  Ron(*)

 

 

Resumen

 

La República Española durante la Guerra Civil contó con el apoyo y la simpatía de numerosas organizaciones fuera de España. En Argentina, las dos facciones en que estaba dividida la CGT realizaron campañas en su apoyo. Este artículo reconstruye y analiza el accionar de ambas CGT ante el conflicto español.

 

Palabras clave: Argentina; CGT; Guerra Civil española; Movimiento obrero; Solidaridad.

 

 

 

Republic of argentine workers. The two Argentine CGTs in the face of the Spanish Civil War

 

Abstract

 

During the Civil War, the Spanish Republic received support from many organizations outside Spain. In Argentina, the two factions of the CGT organized campaigns to support the struggle of the Republican side. This article reconstructs and analyzes the actions of both CGTs in the face of the Spanish conflict.

 

Key Words: Argentina; CGT; Labor movement; Spanish Civil War; Solidarity.

           


República de trabajadores argentinos.

Las dos CGT argentinas ante la Guerra Civil Española

 

 

 

Introducción

 

La Guerra Civil española tuvo especial trascendencia en Argentina, donde vivía una importante colectividad española. La sociedad argentina simpatizó mayoritariamente con la causa republicana en un período dominado por el fraude electoral y las libertades restringidas. 

Entre aquellas instituciones que apoyaron al bando republicano estaban las dos facciones en las que estaba dividida la CGT en 1936. A pesar de las diferencias que existían entre sindicalistas y socialistas en relación a las implicancias del fascismo y a la estrategia para enfrentarlo, al estallar la Guerra Civil española en julio de 1936, las dos CGT promovieron la ayuda a la República española, que enfrentaba la sublevación de un sector del ejército apoyado por la Italia fascista y la Alemania nazi.

En este artículo se analizan las campañas de ayuda de ambas CGT. La primera hipótesis de este trabajo sostiene que las dos centrales se solidarizaron con la República española y realizaron sus campañas de ayuda, pues identificaron la causa republicana como una causa obrera, dado que las asociaciones sindicales españolas tuvieron un rol protagónico en el esfuerzo de guerra republicano, en el marco de una contienda donde se creía que estaba en juego el futuro de los trabajadores del mundo.

Adicionalmente, en el caso de la CGT dirigida por socialistas y comunistas (CGT Independencia), la campaña de solidaridad con la República sirvió como punto de encuentro entre las distintas corrientes internas en momentos de múltiples tensiones. A la vez, durante el conflicto español se observa en la CGT sindicalista (que a partir de 1937 pasó a denominarse Unión Sindical Argentina –USA-) una flexibilización del principio de prescindencia y un cambio en su estrategia para enfrentar al fascismo.

La recepción en Argentina de la Guerra Civil española ha sido un tema ampliamente tratado en la bibliografía. Enrique Pereira (1976, p. 8) escribió, según él mismo señaló, “un primer intento” de análisis sobre cómo se vivió la Guerra Civil española en la Argentina. Pocos años después, Mark Falcoff y Frederick Pike (1982), investigaron sobre el alcance regional de la contienda y dedicaron un capítulo a nuestro país (elaborado por Falcoff). En relación a la CGT Independencia, se indica que la central sindical, junto con el Partido Socialista (PS), recaudó casi tres millones de pesos argentinos a favor de la causa republicana (aproximadamente un millón de dólares, tomando el tipo de cambio de 1937). Según Falcoff (p. 317), ese monto proviene de información brindada por la prensa argentina. Esta cifra es discutible, como verá más adelante.

También en los años ochenta Ernesto Goldar (1986) investigó, sobre todo a partir de la prensa, las repercusiones de la guerra española en la Argentina. Más adelante, Mónica Quijada (1992) publicó un importante trabajo a partir del análisis de fuentes argentinas y españolas. Posteriormente, Montenegro (2002) hizo un aporte adicional para entender en términos generales el impacto de la contienda española. A su vez, Beatriz Figallo (2007) indagó sobre el accionar de la diplomacia argentina en el conflicto. Recientemente, Daniel Campione (2018) se ha ocupado de analizar en términos generales las implicancias en la Argentina. Por su parte, Nadia de Cristóforis (2021) coordinó un libro donde reúne artículos sumamente valiosos sobre las dimensiones internacionales de la Guerra Civil. En la mayoría de estos trabajos se hacen algunas breves menciones al apoyo de las dos CGT a la causa republicana.

Con el cambio de siglo también aparecieron estudios específicos que analizaron temas particulares como la cuestión de los voluntarios argentinos o las intervenciones de determinadas regiones u organizaciones.[1]  

Por otra parte, el accionar de las CGT en relación al conflicto español fue también mencionado por historiadores del movimiento obrero. Entre las consideradas “historias militantes” del movimiento obrero, Rubens Iscaro (1973, p. 50) indica que el apoyo a la República Española contó con la simpatía de la clase obrera al tiempo que cuestiona por insuficiente la labor al respecto de la dirigencia socialista.

Fuera de las historias militantes, otros trabajos dedicados al estudio del movimiento obrero destacan al período de la Guerra Civil española como un momento de unidad entre socialistas y comunistas en la CGT Independencia, dando por sentado la capacidad aglutinante de la campaña antifascista, sin indagar sobre las tensiones que tuvieron lugar (Baily, 1985, pp. 69 y 73-78; Del Campo, 2005, p. 142; Horowitz, 2004, pp. 145-147). Por último, Hernán Camarero (2015, p. 50), señala algunos enfrentamientos, con motivo de la Guerra Civil española, entre un sector más propenso a articular acciones conjuntas con los partidos políticos y otro grupo que quería acotar a la CGT Independencia al plano estrictamente sindical.

Como ha quedado expuesto, la vinculación entre las CGT y la República Española fue estudiada en forma parcial y fragmentada. Este artículo se inscribe como parte de los análisis más específicos sobre el impacto de la Guerra Civil española en la Argentina y se propone analizar con más profundidad sobre el accionar de las dos CGT ante el conflicto. Asimismo, este trabajo se propone hacer un aporte al análisis de las características del antifascismo obrero.

Este artículo está dividido en seis apartados. En primer lugar, se ofrece un breve resumen sobre los orígenes de la CGT hasta su división en diciembre de 1935. En segundo lugar, se analizan las primeras reacciones de las dos CGT ante la Guerra Civil española. Seguidamente, se estudian las contribuciones que realizaron las dos centrales con destino a la España republicana. En el tercer apartado, se analiza la propaganda desplegada para apoyar la causa republicana. Luego, se detallan las tensiones que tuvieron lugar en ocasión de las campañas de solidaridad. Para finalizar, se ofrecen las conclusiones de este trabajo.

En cuanto a las fuentes consultadas, se destacan, orden de importancia, los periódicos confederales, ambos denominados CGT por un período, hasta que la central sindicalista cambió su nombre a USA y también su periódico. En el caso de la CGT dirigida por socialistas y comunistas también se analizaron las actas de la Junta Ejecutiva (JE), luego denominada Comisión Administrativa (CA), y los balances contables. Las dos CGT crearon comisiones especiales para dirigir las respectivas campañas de apoyo a España, pero no han conservado registros de sus actividades. Por último, también se consultaron entrevistas y documentos de protagonistas de la época en archivos como el Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca, España), el Archivo de la CGT, el Archivo de Historia Oral (AHO) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).

Los propios constituyentes españoles definieron a España en la Constitución de 1931 como una “República de trabajadores de toda clase”, lo que evidencia la voluntad de asociar esa nueva etapa del país con los trabajadores. Durante el curso de la Guerra Civil el vínculo entre la República Española y el movimiento obrero organizado se reforzó.

 

Los primeros años de la CGT

 

La CGT se constituyó el 27 de septiembre de 1930 a partir de un acuerdo entre sindicalistas y socialistas, las dos corrientes mayoritarias del movimiento obrero en esa época. Hasta 1935 predominó en la central la dirigencia sindicalista y, como consecuencia de ello, la CGT tuvo un perfil de prescindencia de colaboración con los partidos políticos (Camarero, 2015, p. 37).

La unidad duró poco. En diciembre de 1935, la CGT se escindió en dos centrales que, desde entonces, se identificaron por las calles en donde funcionaban sus respectivas sedes. La CGT Catamarca nucleó a la facción sindicalista y la CGT Independencia congregó a simpatizantes socialistas y también a algunos sindicalistas.

La caracterización ideológica de cada central merece una aclaración. Si bien en la CGT Independencia predominaban los dirigentes socialistas, entre ellos había diferencias sobre el vínculo que debían tener con el PS. También había en esta central dirigentes sindicalistas y, en marzo de 1936, se sumaron los sindicatos comunistas. En la CGT Catamarca sus principales dirigentes adherían al sindicalismo aunque también había dirigentes con otra ideología, como el trotskismo, como más adelante se señalará.

Desde su formación la CGT consideró un problema al avance de los autoritarismos en Europa. Así, en la etapa de unidad, sindicalistas y socialistas coincidían en la caracterización del fascismo, al cual consideraban un régimen reaccionario que era consecuencia del sistema capitalista y que generaría más miseria en el proletariado. Así, para las dos tendencias, el antifascismo tenía un claro elemento de clase. (García, 2013, pp. 89-96).

Las divergencias entre ambos sectores giraban en torno al riesgo de que se instaurara un régimen fascista en la Argentina, pues para los sindicalistas constituía un riesgo menor (Matsushita, 1983, pp. 108-109). Y, además, diferían en la estrategia que debía llevarse a cabo para enfrentarlo.

Por su lado, los sindicalistas consideraban que la lucha contra el fascismo debía permanecer en el plano estrictamente económico, pues allí se generaban las causas del fenómeno, sin necesidad de vincular sus actividades con los partidos políticos. Así, los sindicalistas sostenían que la forma más apropiada evitar el avance del fascismo en la Argentina era adoptar medidas que mejorasen la situación económica de los trabajadores (García, 2013, pp. 118-119).

Los socialistas, en cambio, entendían al fascismo como una amenaza a las libertades políticas en su conjunto y, por lo tanto, para enfrentarlo debía adoptarse una estrategia policlasista, que incluyera la articulación con partidos políticos y otras instituciones. Para la dirigencia sindicalista, en virtud del principio de prescindencia política, era inaceptable esa estrategia y criticaban a los socialistas porque su accionar giraba en torno de proclamas y discursos de nula utilidad práctica.  Las diferencias en las miradas sobre el fascismo y sobre cómo enfrentarlo pusieron de relieve un conflicto entre socialistas y sindicalistas que antecedía a la constitución de la CGT: la relación entre el gremialismo y la actividad política La insistencia de los sindicalistas en aferrarse a la prescindencia política y a la apelación exclusivamente clasista frente al fascismo, profundizó las diferencias entre ambas tendencias y constituyó una de las causas de la escisión producida en diciembre de 1935 (García, 2013, p. 119 y Matsushita, 1983, pp. 117-118.).

En marzo de 1936, los sindicatos comunistas se integraron a la CGT Independencia. El PC había adoptado desde 1935 la estrategia del “frente popular” que establecía la búsqueda de alianzas con partidos reformistas e incluso burgueses con el fin de combatir al fascismo. Esta postura llevó al PC a considerar al fascismo en una clave menos clasista y concentrarse en su carácter autoritario y expansionista. La incorporación de los sindicatos comunistas a las filas de la CGT Independencia fue una consecuencia concreta de la adopción de la estrategia frentepopulista (Piro Mittelman, 2020).

A partir de esta incorporación, la CGT Independencia nuclearía a los gremios más importantes y a la mayoría de afiliados cotizantes. En esta central confluían, muchas veces en tensión, dirigentes más identificados al PS, otro grupo más proclive a la prescindencia política, identificado con el dirigente ferroviario José Domenech -simpatizante socialista aunque no estuvo afiliado al PS en los años treinta-[2]; y también participaban dirigentes comunistas (en un principio, en minoría frente a las demás tendencias).

En ocasión de la celebración del 1° de mayo de 1936, la CGT Independencia tomó la iniciativa de proponer al PS y la UCR la celebración conjunta por entidades obreras y democráticas. La convocatoria a la celebración incluía reivindicaciones como la afirmación de las libertades democráticas, el repudio al fraude y al fascismo, así como también la defensa de la libertad sindical y el cumplimiento de la legislación del trabajo (Iñigo Carrera, 1993, p. 161).

Al poco tiempo, estalló en España una guerra civil que tendría impacto en la Argentina. En este conflicto, las dos CGT apoyaron desde su inicio al bando republicano español.

 

Primeras reacciones ante la guerra

 

En julio de 1936, un sector del ejército español se sublevó contra el gobierno del Frente Popular que había ganado las elecciones en febrero de ese año. El gobierno legal de la República Española, con el apoyo del movimiento obrero organizado, de los partidos políticos que componían el Frente Popular y de una parte de las fuerzas armadas y de seguridad, impidió el golpe en las principales ciudades y territorios de España, pero no pudo neutralizar la rebelión militar que comenzó a extenderse.

La guerra española tuvo resonancias en otros países. Voluntarios de todo el mundo lucharon en la contienda. La mayoría de ellos se enrolaron en el bando republicano, especialmente en las Brigadas Internacionales. La solidaridad con el bando republicano también se expresó con las campañas de ayuda y de propaganda.

Al conocerse en la Argentina las noticias del fracaso del golpe militar en las principales ciudades españolas, la CGT Independencia manifestó su apoyo al gobierno español y su rechazo al intento golpista. A fines de julio de 1936 el periódico confederal CGT (Ind) consideraba al conflicto de España como “una guerra de clases en la que, insistimos, nadie puede llamarse a la neutralidad”.[3]

Al inicio del conflicto la CGT Catamarca expresó su solidaridad y admiración con las organizaciones obreras españolas (Confederación Nacional del Trabajo –CNT- y la Unión General de Trabajadores –UGT-). Según manifestaba el periódico confederal, los afiliados a las organizaciones sindicales españolas serían determinantes en el conflicto.[4] De este modo, la central sindicalista mantenía su principio de que eran los trabajadores los protagonistas en la lucha contra el fascismo. Los hechos españoles podían abonar esa tesis, en tanto las centrales gremiales y los sindicatos españoles tuvieron un rol preponderante en el aplastamiento de la rebelión militar en las principales ciudades españolas.

Aún más, en la zona republicana el fracaso del golpe dio lugar a una revolución que tuvo a los sindicatos y las asociaciones gremiales como actores centrales, ya sea en la creación de las primeras milicias como también en el control de áreas sensibles de la economía, pues muchas industrias y actividades fueron colectivizadas ante la huida o encarcelamiento de sus antiguos dueños. La presencia obrera predominaba en el espacio público. Rafael Abella (2004, p. 48) cuenta que, en Barcelona, existía la impresión de que la ciudad sólo estaba poblada por obreros.

Por eso, el periódico sindicalista informaba a sus lectores que eran la CNT y la UGT españolas las que ordenaban que los servicios públicos funcionasen y que los obreros españoles marchaban alegres a incorporarse a las milicias. “Esto es para los trabajadores como una epifanía”,[5] concluía el periódico. Para la CGT Catamarca esta epifanía confirmaba en los hechos el principio medular del sindicalismo revolucionario que otorgaba a los sindicatos un rol excluyente en el proceso revolucionario.

Este entusiasmo inicial fue cediendo a medida que los militares rebeldes españoles, con ayuda de la Alemania nazi y la Italia fascista, ganaban cada vez más terreno. Por ello, comenzó una intensa campaña de solidaridad mundial con la República Española, con el fin de ayudarla en su esfuerzo bélico. A pesar de las restricciones, la actividad en la Argentina de los simpatizantes de los republicanos españoles fue muy intensa. En este sentido, Montenegro (2002, pp. 71-79) menciona que, en noviembre de 1938, había mil doscientos comités dedicados a recaudar contribuciones para la España republicana. Entre aquellas instituciones que recaudaron fondos con destino a la España republicanas estaban las dos CGT.

 

Las contribuciones

 

En un principio, la CGT Independencia recibía donaciones en especie (mayormente carne enlatada, abrigo y calzado) y en dinero, mediante la contribución de medio jornal que cada afiliado aportaba en forma voluntaria. El sistema consistía en el envío de tarjetas por valor de medio jornal a los sindicatos adheridos; éstos recibían las tarjetas, se las entregaban a cada aportante, para luego rendir lo recaudado a la CGT Independencia.[6]

En septiembre de 1936, y con el objeto de organizar la campaña de ayuda a la España republicana, se creó en la CGT Independencia la Comisión General pro Ayuda a los Trabajadores de España (CATE). Esta central envió su primer embarque a España a mediados de noviembre de 1936.[7]

Al mismo tiempo, la CGT Catamarca inició su campaña de recolección de fondos. Realizaba sus envíos a España en proporciones iguales a las dos centrales españolas. Por ello, destacaba que era la única central obrera argentina que en su acción solidaria no hacía distinciones políticas.[8] La CGT Catamarca creó un Comité pro obreros españoles, con el fin de recolectar fondos para adquirir víveres a favor de los trabajadores españoles, sistematizar la propaganda y “procurar entendimiento con otros comités que, persiguiendo los mismos fines, se constituyan entre otras organizaciones”.[9]

En enero de 1937, la CGT Independencia consideraba al ejército republicano (que se encontraba en proceso de formación en ese momento a partir de la unificación de las milicias partidarias) como el “ejército del trabajo” o el “ejército proletario”.[10] Ese mismo mes, CGT (Ind) informaba la remisión del segundo embarque “en socorro de los trabajadores españoles víctimas del fascismo internacional”. La prédica a favor de la República concluía con una frase contundente: “Nos defendemos al defender a los bravos obreros de España”.[11]

Esta invitación a ayudar a España en defensa propia muestra que la CGT Independencia en su prédica antifascista apeló a la idea de la amenaza fascista. La idea de que existía una amenaza de irrupción del fascismo en Argentina era sostenida por los dirigentes socialistas desde antes de la guerra española. Los sucesos españoles reforzaban la amenaza. En las zonas ocupadas por los militares rebeldes, los dirigentes sindicales fueron encarcelados o directamente fusilados. Como señala Goldar (1986, p.79), los horrores y noticias de lo sucedido en la zona sublevada, que informaban al mundo las centrales obreras españolas, impactaron en los dirigentes gremiales argentinos.

Antes del estallido de la guerra española, la dirigencia sindicalista se mostraba más bien reacia a considerar al fascismo como un riesgo cierto para la Argentina. Sin embargo, durante el curso del conflicto español la CGT Catamarca exhortaba desde su periódico a sus lectores a contribuir con el esfuerzo de guerra republicano en los siguientes términos: “Ayude a los trabajadores españoles. No olvide que su porvenir de trabajador está íntimamente ligado a la suerte que la lucha depare a nuestros camaradas de España”.[12] Aunque el tono es bastante suave y no se hablaba de peligro explícito, no quedan dudas de que la central sindicalista también apelaba ahora a la amenaza fascista, aunque en forma menos enfática que la dirigencia gremial socialista.

Para la CGT Independencia enviar mercadería a la España leal no era sencillo. Había que llegar primero a puertos franceses o belgas y, desde allí, trasladarse a España por tierra. Para ello, se necesitaba que el gobierno francés abriera la frontera para el paso de mercaderías, algo que ocurría de manera intermitente.

Toda esta logística representaba altos costos de acopio y traslado. A lo anterior, había que agregar, además, las numerosas trabas burocráticas que las autoridades argentinas ponían a los embarques (Montenegro, 2002, p. 64). En este contexto es que debe interpretarse la proposición que se analizó en diciembre de 1936, en el ámbito de la JE, de enviar un delegado de la CGT Independencia a España, y que ha sido mencionada por diversos autores. La cuestión se trató en una la reunión de JE del 15 de diciembre de 1936. Cerutti y J. M González se manifestaron a favor de enviar un delegado a España, pero Domenech se opuso, señalando que la proposición no solucionaría ningún problema, sino que, por el contrario, lo crearía. Domenech insistía en continuar con los envíos sin necesidad de enviar un delegado a España. El asunto pasó a votación y terminó en empate,[13] pero, en los hechos, no se envió el delegado y la central socialista no volvió a considerar el tema.

Además, en febrero de 1937, la Embajada española en Buenos Aires solicitó a la CGT Independencia que no hicieran más donaciones de ropa y calzados (bienes que la República española tenía) y pedía que se recolectaran alimentos, medicinas y dinero.[14] Se hizo necesario entonces para la central obrera modificar el esquema de contribuciones y envíos para hacerlos más eficientes.

En reemplazo, se creó un sistema de estampillas que equivalían al costo de una ración de un miliciano. Así, de manera simbólica, los contribuyentes estaban ayudando a la alimentación del “ejército del trabajo que defiende en las trincheras de España la libertad y el porvenir de todos los explotados del mundo”.[15] La suma recaudada hasta ese momento era, según la JE, “la más alta lograda en el país para el fondo de solidaridad de los trabajadores españoles”.[16]

La recaudación de contribuciones hechas por la CGT Independencia no fue constante. Hubo un mayor nivel de recaudación en los primeros meses del conflicto, posiblemente alentado por la esperanza inicial en un triunfo rápido y, más adelante, por la exitosa defensa de Madrid en diciembre de 1936. Las contribuciones disminuyeron a medida que la guerra se prolongaba probablemente tanto por el desánimo como por la dificultad de realizar aportes periódicos para trabajadores de bajos recursos. Hay que tener en cuenta, además, que la nítida presencia obrera que existía en los inicios de la guerra en la zona republicana fue perdiendo ímpetu (aunque sin desaparecer del todo), con la salida del gobierno español, en mayo de 1937, de diversos líderes sindicales, entre ellos, el propio Presidente del Consejo, Francisco Largo Caballero que fue sustituido por Juan Negrín, un académico y socialista moderado.

Durante 1938 los aportes se incrementaron a un ritmo mucho menor. A la explicación anterior, debe agregarse el desaliento que debió existir ante las continuas derrotas militares. A todo esto, hay que sumar que a partir de septiembre de 1937 comenzó a funcionar la Federación de Organizaciones de Ayuda a la República Española (FOARE), una organización impulsada por los comunistas para centralizar la ayuda a la España leal, de la cual no formaba parte la CGT (única existente para esa fecha). Es posible pensar que algunos simpatizantes comunistas dejaron de aportar a través de su sindicato para hacerlo mediante alguna de las organizaciones nucleadas en la FOARE, para darle mayor impulso a esa institución.[17]

Más allá de todo lo anterior, Matsushita (1983, pp. 171-176) señala que, desde mediados de 1937, la CGT se inclinaba cada vez más hacia a la prescindencia política, impulsada tanto por las ideas de Domenech, electo Secretario General, como por la tendencia antiunionista de los partidos políticos opositores y por la presión del gobierno, que en octubre de 1938 había dictado un decreto que prohibía a los sindicatos participar en cuestiones políticas.[18] Estas circunstancias también podrían haber incidido en la merma de la recaudación de contribuciones.

En noviembre de 1938, Baldomero Guisado Sánchez, militante de la UGT española adscrito al Consulado General de España en Buenos Aires para ocuparse del movimiento solidario con la España, escribió a sus compatriotas españoles que había visitado la CGT argentina y calificó como “muy fría” a la central argentina en relación a la ayuda a la España leal. De todas formas, Guisado destacó que la CGT había dispuesto intensificar la tarea de ayuda al pueblo español (Carta para la Federación Local de Barcelona, 3 de diciembre de 1938).[19] Ya fuese por la prédica de Guisado y/o por una mayor conciencia de ayudar a los españoles en desgracia ante la inminencia de la derrota, lo cierto es que se intensificaron los pedidos de ayuda desde las páginas de CGT, sobre todo a partir de la crisis de refugiados en Francia generada por el avance franquista sobre Cataluña. En este sentido, a finales de 1938 la central lanzó otra colecta de medio jornal con destino a la España republicana.[20]

Por su parte, en mayo de 1937 la CGT Catamarca cambió su denominación y se convirtió nuevamente en la Unión Sindical Argentina (USA), el nombre que había tenido antes de la fundación de la CGT en 1930. Como advierte Matsushita (1983, pp. 178 y 179), esta nueva USA no era una continuación de la anterior. En el nuevo estatuto, aunque se mantenía la independencia frente a los partidos políticos e instituciones ajenas a su naturaleza, se permitía “establecer relaciones o pactos de emergencia con organizaciones representativas para fines concretos y determinados”, lo cual habilitaba a llevar adelante actividades extra sindicales. La ayuda a los trabajadores españoles iba a constituir el fin concreto para el cual la USA se vinculó con otras instituciones.

La USA continuó con la campaña de recaudación de fondos destinados a la España republicana. La central integró la Comisión Coordinadora de la Ayuda a España en la Argentina (CCAEA), por intermedio de la cual hacía llegar las contribuciones a la UGT y la CNT. La CCAEA nucleaba a diversas agrupaciones, entre ellas, a grupos anarquistas como la FACA y la Alianza Obrera Spartacus. En la CCAEA, Pedro Milesi, el representante de la USA, fue electo secretario. Milesi era un dirigente municipal trotskista que había sido expulsado del PC (Rojo, 2012, pp. 104-105). Milesi propuso el envío de un representante a España para verificar la situación en la que se encontraba el proletariado en ese país. La propuesta fue rechazada, basándose en un comunicado del Secretario General de la CNT española Mariano Vázquez que desautorizaba la iniciativa. Ante la falta de apoyo, Milesi renunció el 27 de octubre 1937 a la Secretaría de la CCAEA (López Trujillo, 2005, pp. 103-104). A pesar de ello, la USA continúo remitiendo su ayuda por intermedio de la CCAEA.

La visita a España de un dirigente de la USA se produjo en 1938, cuando el Secretario General, Fortunato Marinelli, pasó por Barcelona al regresar de la Conferencia Internacional del Trabajo celebrada en Ginebra. Esta ocasión fue aprovechada para cuestionar a los dirigentes de la CGT socialista, también asistentes a la misma conferencia, por no visitar y darles palabras de aliento a los españoles.[21]

            La Guerra Civil española finalizó en abril de 1939 con el triunfo del ejército franquista. Terminada la guerra, las dos centrales continuaron con las contribuciones para ayudar a los exiliados españoles. En 1939 la CGT dirigida por socialistas y comunistas publicó en su Balance que los aportes con destino a España habían alcanzado la suma de $ 559 750,27. Esta cifra incluía $ 11 107,30 productos de la venta de artículos alusivos a la campaña de ayuda, $ 348.642,97 en dinero efectivo y $ 200.000,00 como aportes en especie -ropa y calzado- (CGT, 1939, pp. 89-90), un rubro que posiblemente haya sido exagerado. A su vez, de acuerdo a las informaciones que surgen del periódico de la central sindicalista, el total de los aportes hasta agosto de 1939 fue de $ 54 295, 25.

 

 

La cifra alcanzada por la CGT Independencia cobra relevancia si se tiene en cuenta que lo recaudado quintuplica los ingresos por cotizaciones que la central tuvo entre junio de 1937 y abril de 1939 -$ 111.220,42- (CGT, pp. 89-90). Esto evidencia la relación entre lo recaudado y sus ingresos corrientes. Lamentablemente, no ha sido posible establecer esa comparación para la central sindicalista, ya que no se ha podido acceder a su documentación contable. Las cifras que arroja esta investigación distan mucho de los tres millones de pesos (aproximadamente un millón de dólares en la época) que Falcoff (1982) indica como recaudación entre la CGT Independencia y el PS a favor de España.[22]

Además de las contribuciones dinerarias, las dos centrales sindicales también manifestaron su solidaridad con la causa republicana mediante acciones de propaganda.

 

La propaganda

 

Las dos CGT complementaron la ayuda a la República Española, con propaganda desde sus órganos de prensa, que siguieron con atención el conflicto español.

En general, la Guerra Civil española se trató en ambos periódicos en términos dicotómicos, como una lucha entre el bien y el mal, un enfoque muy propio de la prensa obrera de la época (Lobato, 2009, p. 19). Así, el accionar de los militares sublevados era denunciado con horror.

Por otro lado, desde febrero de 1937 CGT (Ind) publicaría periódicamente notas relacionadas con la Guerra Civil española que llevaban la firma de Manuel F. Fernández. En general, las notas mencionaban las dificultades que tenía la República española, sobre todo en el plano internacional, pero, aun así, siempre destacaba la seguridad en el triunfo.[23]

Aunque podían deslizarse algunas críticas menores, la línea editorial de CGT (Ind) insistía en la unidad del sector republicano español, a pesar de las profundas divergencias que había. Por ejemplo, en mayo de 1937, fuerzas de seguridad y del ejército republicano se enfrentaron en Barcelona con anarquistas y comunistas disidentes del POUM. Las fuerzas gubernamentales, tras días de combates callejeros, retomaron el control con un saldo de entre quinientos y mil muertos (Thomas, 1980, pp. 705-714). Este conflicto no se mencionó en CGT (Ind). Sin embargo, en diciembre de 1937, Manuel F. Fernández en un artículo destacó la necesidad de combatir al enemigo interno de la República y alabó la recuperación del orden en la zona republicana luego de los sucesos mayo de ese año.[24] Estos argumentos eran similares a los que utilizaba el estalinismo para justificar la represión que se llevaba a cabo contra trotskistas y disidentes tanto en España como en la URSS.

 Aunque las derrotas militares de los republicanos se repetían, Manuel F. Fernández evitaba las críticas al gobierno español y sostenía: “lo que no haremos nunca es echar una mínima sombra de responsabilidad sobre la conciencia de los hombres que en trance tan terrible tienen sobre sus espaldas la tremenda carga de gobernar España”.[25]

Por su parte, la central sindicalista era cuidadosa a la hora de tomar partido explícito sobre la situación política interna del campo republicano español. Se evitaba criticar al gobierno republicano (y cuando lo hacía, las críticas eran muy sutiles y moderadas). En cambio, hacía cuestionamientos al estalinismo, sobre todo al conocerse las ejecuciones que se llevaban a cabo en Moscú en aquellos momentos. El periódico expresaba también sus críticas a la intervención soviética en España. Los cuestionamientos recaían en la figura de Stalin o, en modo más genérico, en la dirigencia comunista española. En septiembre de 1937, USA reprodujo una nota del periódico de la CNT española que denunciaba una campaña contra los dirigentes del POUM.[26]

Las críticas al comunismo se atemperaban con citas y declaraciones de algunos dirigentes comunistas y socialistas españoles. De hecho, en varios números del periódico sindicalista se incluían notas y declaraciones de las principales figuras políticas republicanas españolas como el socialista Juan Negrín o el comunista Álvarez del Vayo.

No obstante, quedaba claro que la postura de la USA era cercana a las centrales gremiales españolas, principalmente a la CNT. Por ejemplo, en el periódico se evitaba cualquier análisis sobre los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, pero tiempo después, simplemente se transcribía un manifiesto de la CNT-FAI sobre lo ocurrido.[27]

También era evidente la simpatía de la central sindicalista por el proceso de colectivización de la industria que se había llevado a cabo en la zona republicana, donde la CNT tenía un rol central. Cuando las colectivizaciones fueron cuestionadas, sobre todo por los dirigentes comunistas españoles, la USA mantuvo su postura favorable, aunque reconocía que se habían hecho “algunos ensayos desgraciados”.[28]

Dado que ambos periódicos eran un espacio de propaganda de la causa republicana, eran nulas las alusiones a las derrotas de los republicanos en el campo de batalla. Aun así, el clima de derrota se percibe a medida que la guerra avanzaba. De todos modos, CGT (Ind) alentaba a no bajar los brazos y a continuar con las contribuciones, bajo el lema siempre presente de que trabajar “por la defensa del pueblo español que es trabajar por nuestra propia defensa”.[29]

Además de impulsar las recaudaciones y de ganar apoyos para la causa republicana, la propaganda se orientaba a producir acciones concretas de los lectores para apoyar la causa republicana y combatir a sus enemigos. Así, tanto la central sindicalista como la CGT socialista participaron de diversos actos públicos en solidaridad con la República Española y promovieron el boicot de bienes provenientes de países bajo gobiernos autoritarios. Además, la central socialista instaba a ver aquellas películas en las que participaban artistas internacionales que apoyaban al gobierno republicano español.

En este sentido, la USA sostenía que nada se podía esperar de los gobiernos y que eran los trabajadores en particular y los núcleos antifascistas los que podían poner freno al avance del fascismo. En consecuencia, llamaba a no consumir productos de países fascistas para atacar su economía.[30] La novedad aquí radicaba en que, al tiempo que le otorgaba centralidad a los trabajadores en la lucha contra el fascismo, no descartaba la importancia de las restantes organizaciones antifascistas. Además, es posible también advertir que el avance del fascismo era considerado como una amenaza cada vez más creciente aunque se dejaba en claro que al fascismo no se la combatía con palabras sino con “hechos de justicia social”.[31]

El periódico CGT (Ind) también informaba sobre las actividades que realizaban otras organizaciones que también recolectaban dinero para ayudar a la España republicana. Una de esas organizaciones era la Junta Argentina de Médicos de Ayuda Sanitaria a la España Republicana (Jamaser), que donaba dinero para ambulancias. No hay certezas sobre la cantidad de ambulancias que se enviaron. No obstante, según lo publicado por CGT hubo dos ambulancias que llevaron el nombre de la central, una con el nombre del sindicato de Unión Tranviarios (UT) y otra con el de La Fraternidad.[32]

Como parte del apoyo a la causa republicana, la central socialista también intervino en eventos vinculados a las autoridades españolas. En junio de 1938 la CGT participó del recibimiento en nuestro país del nuevo embajador español Ángel Ossorio y Gallardo, con quien la central ya había intercambiado correspondencia cuando éste se desempeñaba como embajador en Bélgica. La CGT también participó en el recibimiento de Indalecio Prieto, ex ministro de Defensa español, cuando visitó Buenos Aires en enero de 1939.[33]

A su vez, CGT también publicaba la correspondencia mantenida con la Embajada española o con otros funcionarios españoles. El intercambio epistolar daba cuenta de la recepción de la ayuda. Esta minuciosidad en el registro y la publicación de la información, así como también la necesidad de documentar la recepción, buscaban mostrar a los sindicatos adheridos y a sus afiliados la seriedad de la tarea llevada a cabo y dar certeza de la entrega. Mantener la transparencia era esencial sobre todo en un contexto en el cual algunas organizaciones de ayuda a España presentaron diferencias entre los montos que se anunciaban en la prensa y las cantidades efectivamente recibidas (Quijada, 1992, p. 154).

 

Tensiones y rivalidades

 

La campaña de solidaridad con el bando republicano español fue también un escenario donde se evidenciaron los conflictos entre las diferencias tendencias de la CGT Independencia, así como también las rivalidades entre ésta última y la CGT Catamarca.

Ya se mencionó la polémica generada en la CGT Independencia en relación al envío de un delegado a España. Desde ya, no fue el único desencuentro en esa central. En la misma reunión de JE en que se trató la cuestión del delegado, se analizó el asunto de los marinos del vapor “Cabo San Antonio”, de bandera española, en momentos en que se hallaba en las inmediaciones del puerto de Buenos Aires. Este barco se encontraba al mando de los tripulantes, quienes tomaron el control en cumplimiento de un decreto del gobierno republicano que preveía su incautación. La Prefectura Naval Marítima no sólo le prohibió el ingreso al puerto, sino que, además, procedió a la detención de sus noventa y un tripulantes, acusados de desacato y asociación ilícita (Quijada, 1992, pp. 47-52).

El hecho causó indignación en la prensa argentina pro republicana. Incluso CGT (Ind) publicó una nota en la cual el Sindicato de los obreros del Calzado manifestaba su más enérgico rechazo por la detención y, al final de la nota, se instaba a que todos los obreros y las organizaciones exigieran la libertad de los camaradas detenidos.[34] En este mismo sentido, la UT le pidió a la central que mediara a favor de los marinos detenidos. Sin embargo, más allá de los términos del artículo publicado en el periódico confederal, Cerutti y Domenech se manifestaron en contra del pedido porque ya estaba interviniendo la FORA en el asunto y porque los interesados no lo habían pedido.[35] La Federación Obrera Nacional de la Construcción (FONC) desacreditó el accionar que la CGT Independencia tuvo sobre el asunto del “Cabo San Antonio” y llamó a la huelga general. La JE simplemente decidió no tomar en cuenta los dichos de la FONC y ratificó su posición respecto al buque.[36]

La CGT Catamarca cuestionó también a sus rivales por su inacción frente a lo sucedido con los marineros españoles. Sin embargo, no se ha encontrado evidencia documental que permita demostrar que la central sindicalista haya tenido una gestión activa en lo que respecta al caso del buque mencionado. Esto es más llamativo sobre todo si se tiene en cuenta que el caso involucraba a marinos encarcelados y que, justamente, la Federación de Obreros Marítimos (FOM) estaba adherida a la central sindicalista.

Los conflictos entre la FONC y la CGT Independencia continuarían. Esta federación, creada en noviembre de 1936, estaba controlada por los comunistas y su número de afiliados sólo era superado en por la Unión Ferroviaria UF (Matsushita, 1983, p. 169). El 30 de abril de 1937, la FONC realizó un acto en el Luna Park que tenía como objetivo ayudar a España. Cuando la JE debatió cual debía ser el rol de la central ante esta actividad finalmente se resolvió no concurrir y hacer exclusivamente una mención de prensa en el periódico confederal. En la misma reunión, la JE también desatendió un pedido de la FONC de mandar una delegación a España a documentarse de los hechos, solicitud que fue dejada en suspenso “hasta nueva oportunidad”.[37]

La CGT Independencia tampoco era receptiva respecto de las iniciativas relativas a España del Sindicato de la Madera, dirigido por comunistas. Al respecto, Mateo Fossa señala que la CGT Independencia se opuso a la realización de una manifestación pública a favor de la España republicana propuesta por ese sindicato. Fossa indica que la manifestación se realizó de todos modos, pero la desobediencia motivó la expulsión del sindicato de la central.[38]

Asimismo, en 1937 el Sindicato de la madera, el Sindicato de marroquineros y la FONC le pidieron a la CGT Independencia que, en ocasión de celebrarse el acto del 1° de mayo, se convocara también a los partidos políticos a un acto conjunto, como había ocurrido el año anterior. En respuesta, Domenech tuvo un furioso discurso en contra de los comunistas, a quienes trató de “perturbadores” y se opuso a la conjunción con los partidos políticos. Finalmente se comunicó a los sindicatos que el acto del 1° de mayo debía estar motivado en los trabajadores españoles, demostrando que el apoyo a éstos era una consigna compartida entre las distintas tendencias.[39]

Más allá de las diferentes tensiones que existieron entre dirigentes socialistas y comunistas en torno del accionar de la CGT Independencia durante la Guerra Civil española, ambas tendencias coincidían en su rechazo al fascismo, ideología a la cual consideraban una amenaza para el movimiento obrero. Mientras duró el conflicto español esta línea se mantuvo inalterable.

La Segunda Guerra mundial produjo un cambio profundo cuando, a partir del pacto nazi-soviético, los comunistas se negaron a cuestionar las agresiones de las potencias del Eje. El giro de los comunistas hacia la neutralidad en la guerra mundial significó un cambio en su relación con los socialistas, con quienes habían colaborado en la campaña solidaria con la España republicana. El alejamiento fue aún mayor cuando, en mayo de 1940, los nazis lanzaron su ofensiva sobre Europa occidental (Piro Mittelman, 2019, pp. 150 y 159).

La incorporación de la Unión Soviética al bando aliado en junio de 1941 no significó el retorno a una coexistencia pacífica, pues, como indica el dirigente de la UF Camilo Almarza, “estaban amargados los ánimos, ya habíamos roto nuestras relaciones”.[40]

 

Conclusiones

 

A lo largo de este trabajo se ha analizado la campaña de solidaridad que las dos CGT realizaron a favor de la España republicana durante la Guerra Civil. A partir de lo expuesto, es posible afirmar que el apoyo de las dos CGT a la España republicana fue relevante para ambas centrales por las contribuciones realizadas, por lo que representaba lo recaudado en relación a los ingresos corrientes y por las demás acciones de propaganda y solidaridad que llevaron a cabo.

Asimismo, ambas CGT insistieron en que los trabajadores españoles eran los protagonistas de la lucha que se libraba en España y hacia ellos se dirigía su campaña de apoyo.

Esta apelación a favor de los trabajadores españoles encontraba su fundamento en el antifascismo de clase que tanto sindicalistas y socialistas sostenían desde antes del conflicto, pero también se nutría de los sucesos españoles, pues en la España republicana los dirigentes sindicales y las asociaciones gremiales pasaron a tener un rol protagónico en el gobierno, en la economía y en las milicias iniciales. Por ello, la causa a favor de la España leal estaba marcada por la indudable impronta obrera que esta tuvo, aun cuando la presencia obrera en el gobierno había disminuido desde mediados de 1937.

Los sucesos españoles (y el avance de los movimientos autoritarios en el resto de Europa) llevaron a los sindicalistas modificar la percepción que tenían del peligro fascista. Durante el conflicto español es posible advertir un cambio de discurso hacia uno que comenzaba a alertar sobre la amenaza fascista, algo inexistente en los primeros años treinta.

Por su parte, la CGT dirigida por socialistas y comunistas mantuvo un antifascismo de clase en sentido amplio, que podía apelar tanto a los trabajadores o, en forma más genérica al pueblo, y que se combinó con una cerrada defensa del gobierno legal español (que padecía múltiples divisiones en su propio campo). Ello posibilitó que su prédica fuera perfectamente compatible con la defensa del orden constitucional y las libertades públicas. De todos modos, vale remarcar que, a pesar de este antifascismo amplio, la CGT Independencia nunca dejó de insistir en que su campaña de ayuda material y moral a España se apoyaba en la necesidad de ayudar al proletariado (y/o al pueblo) español.

La postura asumida frente al conflicto español permitía, además, compartir eventuales actividades con partidos políticos y también estrechar los vínculos con la representación diplomática española en Buenos Aires. En efecto, los contactos entre la CGT Independencia y la Embajada española fueron muy fluidos. El accionar de la CGT Independencia estaba en línea con los objetivos que la sede diplomática tenía: obtener de la Argentina ayuda económica y ganar apoyos para la causa republicana (sin convocar a posibles combatientes).

En la caracterización antifascista amplia que tenía la CGT Independencia confluían tanto el sector más vinculado al PS como los comunistas (inmersos en la estrategia frentepopulista) y el grupo más proclive a la prescindencia (identificado con Domenech). Aun así, la campaña de ayuda a la República española no significó la armonía entre estos sectores. Aunque existía unidad, fue un momento de múltiples tensiones en el interior a la CGT Independencia. Así, la solidaridad con la República española fue una consigna convergente entre los distintos sectores de la CGT Independencia en un momento de conflictos internos. Con el pacto nazi-soviético y el inicio de la Segunda Guerra mundial dejó de haber una consigna común y las divergencias se acentuaron. Las diferencias fueron tan profundas que siquiera la entrada de la URSS al bando aliado pudo eliminar la animosidad entre las distintas tendencias.

En vista de los resultados de este trabajo, que da cuenta de la existencia de una convergencia antifascista con tensiones y diferencias entre las distintas facciones obreras, sería de esperar que futuras investigaciones aporten nuevos detalles sobre la campaña antifascista obrera a partir del estudio específico de los sindicatos miembros de ambas CGT, algunos de los cuales, como la FONC, la Federación de Empleados de Comercio ó el Sindicato de la Madera fueron particularmente activos en su campaña de ayuda a los trabajadores españoles.

Por otro lado, la central sindicalista mantuvo un cerrado discurso antifascista de clase y se reforzó la necesidad de combatir al fascismo en el plano económico para paliar las necesidades que hacían posible su surgimiento a partir del principio de justicia social. En esta lucha, los sindicatos tenían un rol central, sin incluir a los partidos políticos. Los sucesos españoles mostraron el papel revolucionario que los sindicatos estaban destinados a protagonizar. Pero también los sindicalistas, aunque no lo dijeran abiertamente, tenían claras las limitaciones de adoptar una estrategia exclusivamente clasista en una guerra a gran escala como la que se desarrollaba en España. Los reveses en España y la expansión del autoritarismo en Europa posibilitaron, a su vez, que la central sindicalista ampliara su estrategia y decidiera apoyar, en el congreso de junio de 1939 a todo movimiento social y democrático que luchara contra el fascismo.

En suma, durante la Guerra Civil española el apoyo al bando republicano fue una causa compartida para las dos CGT. Ambas centrales realizaron un importante esfuerzo económico y propagandístico para ayudar al proletariado español, considerado el protagonista de una lucha en la que se dirimía el futuro del resto de los trabajadores del mundo. Las campañas de solidaridad desplegadas exaltaron el compromiso antifascista del movimiento obrero organizado, pero también expusieron las profundas diferencias que existían entre las distintas tendencias.

 

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Fuentes consultadas

 

Publicaciones periódicas

Boletin Oficial

CGT, Publicación semanal de la CGT Independencia.

CGT, Publicación semanal de la CGT Catamarca.

La Nación

La Prensa

La Vanguardia

USA, publicación quincenal de la Unión Sindical Argentina (desde junio de 1937 a agosto de 1938)

Unión Sindical, publicación quincenal de la Unión Sindical Argentina (desde septiembre de 1938).

 

Archivos

Archivo de Historia Oral (UTDT)

Archivo de la CGT

CeDInCI

Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca, España)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Recepción: 28/02/2023

Evaluado: 20/05/2023

Versión Final: 01/11/2023



(*)Abogado (UBA) y Magíster en Historia (UTDT). Trabaja como asesor en el H. Senado de la Nación y es docente en el Centro Cultural Rojas, donde dicta el curso “La guerra civil española. Una mirada sociohistórica y su impacto en la Argentina”. ronmarian@gmail.com. https://orcid.org/0009-0006-2228-7155

 

[1] Entre aquellos estudios que han analizado aspectos más específicos sobre la recepción del conflicto español en la Argentina se puede mencionar entre otros a los siguientes autores: Romero, Piemonte, Ardanaz, Casas, Figallo, González et al y Boragina y Sommaro.

[2] Entrevista a José Domenech (1970). AHO, UTDT, p. 133.

[3] GUERRA DE CLASES (31 de julio de 1936). CGT (Ind.), año III, N° 120, Buenos Aires, p. 1.

[4] LA CGT SOLIDARIZASE CON EL HEROICO PROLETARIADO ESPAÑOL EN LUCHA CONTRA LA REACCION (31 de julio de 1936). CGT (Cat.), año III, Nº 119, Buenos Aires, p. 1.

[5] La epopeya española (31 de julio de 1936). CGT (Cat.), año III, Nº 119, Buenos Aires, pp. 1 y 2.

[6] Circular General Nº 21, 4 de noviembre de 1936, reproducida en CGT (Ind.), año III, Nº 135, Buenos Aires, 13 de noviembre de 1936, p. 4.

[7] Salió Para España el Primer Embarque (27 de noviembre de 1936). CGT (Ind.), año III, N° 137, Buenos Aires, p. 1.

[8] SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES (11 de septiembre de 1936). CGT (Cat.), año III, Nº 125, Buenos Aires, p. 1.

[9] COMITÉ PRO OBREROS ESPAÑOLES (9 de octubre de 1936). CGT (Cat.), año III, Nº 129, Buenos Aires, p 1.

[10] Abre paso la verdad en los campos españoles (1 de enero de 1937). CGT (Ind.), año III, N° 142, Buenos Aires, p. 1; Comisión General de Ayuda a los Trabajadores de España (1 de enero de 1937). CGT (Ind.), año III, N° 142, Buenos Aires, p. 2.

[11] VA EN VIAJE EL SEGUNDO EMBARQUE DE LA C.G.T. y COMPAÑEROS: (15 de enero de 1937). CGT (Ind.), año III, N° 144, Buenos Aires, p. 1.

[12] ¡AYUDE A LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES! (30 de octubre de 1936). CGT (Cat.), año III, Nº 132, Buenos Aires, p. 4.

[13] Archivo de la CGT, Libro de Actas de Reuniones la Comisión Administrativa (en adelante, LACA), Tomo I, Reunión de la JE 15 dic 1936, fol. 1-3.

[14] Comisión General de Ayuda a los Trabajadores Españoles (26 de febrero de 1937). CGT (Ind.), año III, N° 150, Buenos Aires, p. 2; Archivo de la CGT, LACA, Tomo I, Reunión de fecha 16 febrero de 1937, fol. 24 y 25.

[15] Circular General Nº 5, 1º de abril de 1937, reproducida en CGT (Ind.), año III, N° 156, Buenos Aires, 9 de abril de 1937, p. 1.

[16] Circular General Nº 7, 21 de abril de 1937, reproducida en CGT (Ind.), Año IV, N° 158, 23 de abril de 1937, p. 1.

[17] Al respecto, véase: Entrevista a Pedro Otero, (noviembre de 1972 y enero de 1973), UTDT, AHO, p. 78.

[18] Decreto 15.772, Boletín Oficial, 8 de noviembre de 1938, Buenos Aires.

[19] Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca, España, MAD 624/53.

[20] Circular General Nº 1 (13 de enero de 1939), reproducida en CGT, año V, Nº 248, Buenos Aires, 20 de enero de 1939, p. 1.

 

[21] Marinelli, Fortunato. MI VISITA A LA ESPAÑA LEAL (16 de julio de 1938). USA, año II, Nº 52, Buenos Aires, pp. 1 y 2.

[22] Falcoff (1982) indica que el PS y la CGT Independencia eran simpatizantes de la España leal y que entre ambos, según información de la prensa, habrían recaudado un millón de dólares. Sin embargo, Falcoff no menciona cuáles serían las informaciones periodísticas de las cuales extrae esos datos ni desagrega la cifra para poder visualizar cuánto correspondía a recaudación de la CGT Independencia y cuánto al PS. Carecemos de datos sobre la ayuda del PS a España. De la compulsa de distintos ejemplares del periódico socialista La Vanguardia no surge la cuantía de los aportes del PS y tampoco Mónica Quijada en su completa obra brinda dato alguno al respecto. No obstante ello, es muy difícil pensar que el PS haya recaudado los más dos millones cuatrocientos mil pesos que, junto con la colectado por la CGT Independencia, habrían totalizado los tres millones de pesos de ayuda que informa Falcoff  (1982, p. 317).

[23] Fernández, M. F. A Pesar de Todo Vencerá la República (19 de febrero de 1937). CGT (Ind), año III, N° 149, Buenos Aires, p. 4.

[24] Ibidem, ESTAMPAS DE LA GUERRA (24 de diciembre de 1937). CGT, año IV, Nº 193, Buenos Aires, p. 12.

[25] Idem, ESTAMPAS DE LA GUERRA (15 de abril de 1938). CGT, año IV, Nº 209, Buenos Aires, p. 12.

[26] El pueblo necesita saber concretamente dónde está Andrés Nin, y desea que Andrada y otros marxistas procesados encuentren todas las garantías que merecen por su actuación revolucionaria, CNT, Madrid, reproducido en USA, año I, Nº 17, 23 de septiembre de 1937, Buenos Aires, p. 3.

[27] Manifiesto de la C.N.T.-F.A.I.-F.I.J.L. a los obreros y a la opinión pública de todo mundo. Reproducido en USA, año I, Nº 4, Buenos Aires, 24 de junio de 1937, p. 1.

[28] SI EN ESPAÑA EXISTE UNA ECONOMIA ES GRACIAS A LA OBRA ADMIRABLE DE LOS SINDICATOS OBREROS (13 de enero de 1938). USA, año I, Nº 32, Buenos Aires, p. 3.

[29] La Tragedia del Pueblo Español y el Deber del Proletariado Argentino (22 de julio de 1938). CGT, año V, N° 222, Buenos Aires, p. 1.

[30] LOS TRABAJADORES FRENTE AL FASCISMO (8 de julio de 1937). USA, año I, Nº 6, Buenos Aires, p. 1.

[31] DOS GOBIERNOS FASCISTAS MAS (18 de noviembre de 1937). USA, año I, Nº 25, Buenos Aires, p. 1.

[32] La Jamaser Remitió 9 Ambulancias a España (24 de junio de 1938). CGT, año IV, Nº 218, Buenos Aires, p. 3; Adquirirá Ambulancias Para España Leal La Fraternidad (14 de octubre de 1938) CGT, año V, Nº 234, Buenos Aires,p. 4; y La C.G.T. en el Servicio Sanitario Español (14 de octubre de 1938) CGT, año V, Nº 234, Buenos Aires, p. 8.

[33] Es un Genuino Representante del Pueblo Español el Enviado Extraordinario del Gobierno Republicano (13 de enero de 1939). CGT, Nº 247, año V, Buenos Aires, p. 1.

[34] Protesta Por la Detención De Los Tripulantes Del “Cabo San Antonio” (6 de noviembre de 1936). CGT (Ind.), Nº 134, año III, Buenos Aires, p. 3.

[35] Archivo de la CGT, LACA, Tomo I, Reunión de la J.E. 15 dic 1936, fol. 3-4.

[36] Archivo de la CGT, LACA, Tomo I, Reunión Ordinaria de la Junta Ejecutiva de la C.G.T. realizada el 8/I/1937, fol. 11 y 12.

[37] Archivo de la CGT, LACA, I, Reunión del 30 de marzo de 1937, fol. 44.

[38] Entrevista a Mateo Fossa (15 de marzo de 1971). AHO, UTDT, pp. 42 y 43.

[39] Archivo de la CGT, LACA, Tomo I, Reunión de fecha 5-4-1937, fol. 49-51.

[40] Entrevista a Camilo Almarza (9 de junio de 1971). AHO, UTDT, p. 137.