FERNÁNDEZ CORDERO, L. (comp.), (2021). Feminismos para la revolución. Antología de 14 mujeres que desafiaron los límites de las izquierdas. 1° ed., Buenos Aires: Siglo XXI Editores, pp.256.

 

 

 

Desde el siglo XXI y al calor de la marea verde feminista, la historiadora Laura Fernández Cordero nos propone en esta obra un trabajo de selección, compilación y construcción de perfiles bibliográficos de distintas figuras, en su mayoría mujeres, que lucharon desde sus diversas realidades y contextos por los derechos de las mujeres en todo el mundo y de todos los tiempos. Resabios de esa lucha quedaron en sus escritos y esta obra nos permite sumergirnos en una porción de ello.

 Desde la introducción, la autora se propone recuperar “voces de otros tiempos memorables”, voces quebradas, polémicas, que representan el devenir del pensamiento feminista de los últimos dos siglos. Aclara que estas representaciones y la selección de lxs 14 pensadorxs no agota los caminos posibles para abordar las distintas miradas del feminismo en el pasado, sino más bien nos ofrecen un muestrario que aspira a recuperar esa memoria feminista que se conserva activa hasta nuestros días.

 Este libro viene a tender caminos entre las izquierdas y los feminismos, como dos espacios que se fueron construyendo a lo largo del tiempo, mientras discuten, se unen y divorcian. Nos expone el pensamiento de múltiples figuras, desde militantes aguerridas reconocidas del movimiento anarquista, comunista y socialista como Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y Aleksandra Kollontay, hasta personajes más silenciosos de la Historia, como una Maria Lacerda de Moura (1887-1945), brasilera que se resiste contra cualquier filiación política y problematiza la maternidad y la libertad; o una Maria Abella Ramírez (1883-1926), feminista uruguaya librepensadora que discute el papel de la mujer al interior de la moral católica. Todas ellas, encarnan pensamientos que a primera impresión podrían resultarnos disímiles, pero de algún modo tuvieron finalmente alguna participación en espacios de izquierdas e incluían en su ideario una preocupación por la emancipación femenina o la “cuestión de la mujer” o el sexo. Recorrer sus biografías nos pone en evidencia que la lectura y la escritura fue para ellas una práctica liberadora, en una época donde éstas no eran habilidades a las que las mujeres pudieran acceder con facilidad: a muchas las vemos como fundadoras de distintos periódicos (no necesariamente partidarios, e incluso muchas veces en contra de ellos), escritoras de libros y folletos, oradoras temibles. Ellas nos muestran cómo es asumir la lucha en primera persona, cuestionando a sus propios compañeros, oponiéndose a las burocracias partidarias que presumían contenerlas, a sus familias e incluso a ellas mismas.

 La autora no espera de esta selección la visibilización de una Mujer con mayúscula, sino invitarnos a pensar en ese mecanismo por el que se ha construido históricamente esa visibilización/invisibilización en tanto lógicas de la construcción de cánones, programas de estudio, paneles de debate, e incluso antologías que preceden a este libro. Fernández Cordero nos propone un ejercicio de re-lectura desde la crítica y reflexión.

 En esta colección, la autora realiza a su vez un recorte específico sobre los textos y recursos que decide seleccionar para permitirnos entrar a la mente de lxs diferentes pensadorxs; claro está que no busca agotar las distintas biografías intelectuales. Dicho esto, también nos advierte que la compilación no conserva una coherencia lógica, sino qué su riqueza deviene del mismo desorden, desenmarañando sus interpretaciones y sin pretensiones de corregir o adoctrinar.

 La obra se organiza en 14 apartados, en cada cual la autora nos introduce en el personaje enfatizando aspectos biográficos que posibilitarán al lector luego un abordaje de la bibliografía seleccionada con mayores herramientas de interpretación. Los primeros cinco apartados corresponden a personajes del mundo parisino del siglo XIX, pero cada uno de ellos nos habilita el acceso a universos de discusión diferentes.

 Claire Démar (1800-1833) y Jenny D ́Héricourt (1809-1875) ambas francesas, traducidas al español aquí por primera vez, nos permiten conocer su lucha por las promesas incumplidas para las mujeres de la Revolución Francesa, y ver en sus escritos el reclamo temprano por el derecho al sufragio y al placer. Démar nos lega en su obra “Mi ley para el futuro” (1834, póstuma) un manifiesto a favor de la liberación de la mujer, utilizando la figura de la “mujer mesías” que vendrá en el futuro a concretar la verdadera revolución, que no pasaría sólo por la meramente política, sino también y sobre todo por el placer, los cuerpos y el deseo. Junto a ella, D´Héricourt con una activa participación en distintos periódicos y clubes políticos de la época, reconoce los límites de la declaración del sufragio “universal”, que excluía a la parte femenina de la humanidad, y reclama la plena igualdad de derechos para hombres y mujeres.

 Los apartados segundo y quinto, representan a los “aliados”, hombres socialistas o anarquistas, que desde su lugar privilegiado cuestionaron la sociedad que oprimía a las mujeres y se sumaron a su lucha. Charles Fourier (1772-1837) nos lega en sus manuscritos “El nuevo mundo amoroso” la construcción de un mundo alternativo donde se discute la heteronormatividad y la libertad del deseo; de su pensamiento se desprende la famosa frase que luego será retomada por Marx, Engels, Trotski y otrxs: “El progreso de una sociedad se mide por el grado de emancipación de las mujeres”. Por otro lado, Joseph Déjacque (1821-1885) en las cartas que leemos interviene en la discusión que mantenía Jenny D´Héricourt con Proudhon, acusando a este último de “masculinista”, o “anarquista a medias, liberal y no LIBERTARIO”, defendiendo el papel de la mujer en la lucha social y la necesidad de su emancipación para concretar la revolución deseada.

 El apartado tres recupera la figura de Flora Tristán (1803-1844), parisina de nacimiento que llega a América escapando de un matrimonio violento y buscando difundir su mensaje de liberación. Su obra “Unión obrera” (1843) es la predecesora (pero poco reconocida) al Manifiesto Comunista (1848); conserva un discurso potente al invocar a “obreros y obreras” en sus proclamas, recuperando la presencia de la mujer proletaria, y anudando tempranamente las categorías de clase y género.

 Adelantada a su época, “La Bella Otero”, madrileña (1880-¿?) desafiaba la dicotomía de los sexos y subvertía con su existencia todas las clasificaciones, evidenciando que la categoría de género es una construcción social performática, un siglo antes de que las Ciencias Sociales y la sociedad se preocupen por eso.

 Circulando por otras geografías, Fernandez Cordero recupera también escritos de militantes que fueron pilares de la socialdemocracia alemana y de la Rusia soviética, pero exhibidas aquí con nuevos matices que el pensamiento dogmático ha dejado de lado. Vemos a Clara Zetkin (1857-1933) en una entrevista con el mismísimo Lenin, intercambiando opiniones e ideas sobre el papel de la mujer para encauzar la revolución. Podemos leer a Rosa Luxemburgo (1871-1919), recuperada hasta la canonización por las corrientes del pensamiento socialista, escribiendole a su amante y lamentando que sólo le de consejos e indicaciones que evidencian su superioridad y desvalorizan los pensamientos de ella misma (hoy llamaríamos a esta práctica “mansplaining”). Y a una Aleksandra Kollontay (1872-1952) que llegaría a ser una de las únicas mujeres en ocupar el cargo de Comisaría del Pueblo para la Asistencia Pública en la URSS, la vemos recorrer desde su propia autobiografía sus conflictos para conciliar la maternidad, la militancia, el amor libre y la vida intelectual activa.

 Desde latinoamérica, y más específicamente Argentina, recupera la militancia de mujeres como Ana Piacenza (1906-1972) y quienes fundaron el periódico La Voz de la Mujer (1896-1897), todas ellas luchando por la revolución de las mujeres como una experiencia propia que no se agota en la Revolución con mayúscula del proletariado y enfrentándose a sus propios compañeros anarquistas por su emancipación y el amor libre. Ellas dan un paso al frente y responden a los que las critican no por sus mensajes, sino por los modos en que se expresan, y se sostienen en su lucha.

 Finalmente, podemos leer a una militante total que se entrega plenamente a las necesidades de la lucha anarquista, Emma Goldman (1869-1940). Desde sus escritos autobiográficos “íntimos” nos permite conocer sus reflexiones sobre la subjetividad puesta al servicio de la Causa, la afectividad, el amor libre, el disfrute y los placeres.

 Impacta en esta obra la lectura crítica que nos propone la autora con las gafas violetas del presente. Sentir la contemporaneidad de los temas y problemas que hasta hoy seguimos discutiendo en el seno mismo del movimiento feminista, cómo los debates en torno a la definición de qué es (y no es) el feminismo, si existen varios feminismos, si hay encuentros o desencuentros entre un feminismo liberal-burgués y uno de corte clasista o más popular; las tensiones entre la militancia, la maternidad, la cuestión de la mujer” (hoy diríamos “cuestión de género”), o entre el matrimonio, el deseo y los cuestionamientos a la monogamia y heteronormatividad; las reacciones frente a la mujer empoderada, el temor a la mujer que no tiene temor. La autora se propuso (y lo logra) que lxs pensadorxs dialoguen con nosotrxs, nos hagan preguntas desde su pasado, y nos inspiren a responderlas desde nuestro presente. El libro es una invitación a romper con las continuidades lógicas del etapismo y las olas con las que la Historia piensa al feminismo hasta nuestros días y conversar con Flora Tristán desde el living de tu casa.

 

 

Camila Martínez

Universidad Nacional de Rosario

camila.martinezm@hotmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7063-2359