Redes de solidaridad en la comunidad judía durante la Argentina de entreguerras. El caso de la familia de Jevel Katz

 

Ernesto Godoy(*)

 

 

Resumen

 

Este trabajo analiza los cruces entre el mundo del trabajo, el mercado de entretenimiento y las redes de solidaridad en el interior de la comunidad judía argentina, durante el periodo de entreguerras, a partir de la muerte del artista y parodista Jevel Katz. Su inesperado deceso implicó que su familia dejara de contar con los ingresos económicos provenientes de las extenuantes giras y presentaciones del músico. En respuesta a esta situación, se puso en movimiento un comité que organizó una colecta a nivel nacional e internacional con la finalidad de comprarle una casa a la viuda e hijos del artista. En dicha colecta se expresó una red de solidaridad que atravesó a individuos e instituciones bancarias, culturales y sociales, entre otras, todas ellas inscriptas en la comunidad judía hablante de ídish.

Al inscribir a la figura de Jevel Katz en el mundo del trabajo y poner el foco en la precariedad que caracterizó sus condiciones laborales, este artículo indaga los lazos de solidaridad existentes en el interior de la comunidad judía argentina. Para lograr este objetivo, se analizará el archivo personal Jevel Katz ubicado en la Fundación IWO, las editoriales escritas del programa de radio “La Matiné Hebrea”, conducido por Samuel Glasserman, así como publicaciones de prensa.

 

Palabras clave: Jevel Katz; Mundo del trabajo; Redes de solidaridad; Idish; Comunidad judía.

 

 

 

Solidarity networks in the Jewish community during Argentina’s interwar. The case of Jevel Katz's family

 

 

Abstract

 

This paper analyzes the crossovers between the world of labor, entertainment market, and the networks of solidarity within the Argentine Jewish community during the interwar period after the death of the artist and parodist Jevel Katz. His unexpected death caused his family to lose the economic income from the musician's exhausting tours and performances. In response to this situation, a committee was set in motion and a national and international collection was organized to buy a house for the artist's widow and children. In this fundraising effort, a network of solidarity was expressed, involving individuals and bank institutions, cultural and social sectors, among others, all of them belonging to the Yiddish-speaking Jewish community.

By inscribing the figure of Jevel Katz in the world of labor and focusing on the precariousness that characterized his working conditions, this article investigates the solidarity ties existing within the Argentine Jewish community. In order to achieve this objective, we will analyze the Jevel Katz personal archive located at the IWO Foundation, the written editorials of the radio program “La Matiné Hebrea”, hosted by Samuel Glasserman, as well as press publications.

 

Key Words: Jevel Katz; World of labor; Solidarity networks; Yiddish; Jewish community.

           


Redes de solidaridad en la comunidad judía durante la Argentina de entreguerras. El caso de la familia de Jevel Katz

 

 

 

Introducción[1]

 

Samuel Glasserman fue un influyente animador cultural que se destacó como periodista, dramaturgo, intérprete y empresario del teatro y la radio, entre otras cosas (Astro, Skura, 2021). Durante muchos años condujo el programa de radio “La Matiné Hebrea” y el día de la muerte de Jevel Katz leyó en vivo una editorial en la que además de mencionar el amor del pueblo a la figura del artista narrando el dolor que se expresó en las calles de Buenos Aires luego de su partida repentina, describió que el músico debió presentarse en vivo una cantidad enorme de veces para poder satisfacer las necesidades de su familia. Llegando a plantear que el artista trabajaba y se sacrificaba por ellos realizando pesadas e interminables giras que lo desgastaban demasiado. Para el final de su editorial, Samuel Glasserman llamó a voltear la mirada a la viuda y sus hijos que se encontraban solos y debían recibir la solidaridad por parte de la comunidad.[2]

Este documento funciona como disparador para analizar el cruce entre el mundo del trabajo y redes de solidaridad al interior de la comunidad judía argentina en el periodo de entreguerras a partir del fallecimiento del artista y parodista Jevel Katz. Su inesperada muerte el ocho de marzo de 1940 sorprendió a su familia que dejó de contar con los ingresos económicos provenientes de las extenuantes giras y presentaciones del músico. En respuesta a esto  y en cuestión de días, un grupo de figuras de la cultura y activistas comunitarios, como el periodista y dramaturgo Samuel Glasserman y el crítico de teatro y escritor Samuel Rollansky, junto a Isaac Dobry, Israel Carfes y Wolf Srubhik a la cabeza, pusieron en movimiento el “Comité para la compra de una casa para la familia de Jevel Katz”, organizando una colecta a nivel nacional e internacional con la finalidad de comprarle una casa a la viuda e hijos del artista, y de también pagar las deudas que Katz había dejado en vida. En dicha colecta se expresó una red de solidaridad que atravesó no solo a una serie muy grande de individuos sino también a diversas instituciones, sean estas bancarias, culturales o sociales, todas pertenecientes a la comunidad judía.

Al abordar estas experiencias históricas surgen los siguientes interrogantes: ¿Cómo se ganaba la vida Jevel Katz? ¿A qué condiciones laborales se enfrentaba? ¿Cómo se expresaron los lazos de sociabilidad que pusieron en movimiento una serie de colectas para ayudar a la viuda e hijos? ¿Quiénes dirigieron estas colectas? ¿Qué instituciones participaron? ¿Cuál fue el recorte espacial de las colectas y su relevancia? y ¿Por qué estas colectas abarcaron y atravesaron otros sectores de la comunidad judía además de los ligados a la clase trabajadora? Si bien en este escrito no se van a poder responder todas estas preguntas, a partir de ellas es posible realizar un acercamiento al universo judío hablante de ídish de la Argentina de entreguerras y pensar la precariedad del mundo del trabajo artístico como así también reconstruir determinadas pautas de sociabilidad y supervivencia dentro del circuito de entretenimiento por el que circulaba Katz. Por otra parte, este artículo se propone detallar como estas colectas permiten observar determinadas prácticas de apoyo mutuo al interior de la comunidad y el peso que tuvo la participación de personalidades, instituciones culturales y bancarias, como así también individuos que con variados aportes lograron comprarle una propiedad a Sara Katz y sus hijos.

Para articular algunas respuestas se analizó el archivo Jevel Katz de la Fundación IWO,[3] allí se encuentran fotos y recortes de prensa de un gran número de las presentaciones en vivo del artista y una serie con documentación de las colectas y actividades económicas ligadas la compra de la casa para la viuda de Katz. También se indagaron las editoriales escritas para el programa radial “La Matiné Hebrea”, que pertenecen al archivo Samuel Glasserman, conservado también en IWO.  Estos archivos permiten ubicar al músico dentro del mundo del trabajo teniendo presente que sus vidas se encontraban atravesadas tanto por la precariedad como por la solidaridad.

El artículo se propone organizar el recorrido en tres apartados: el primero introduce ciertas discusiones historiográficas a partir de la cual pensar lo judío, el mundo del trabajo y las redes de solidaridad; un segundo apartado se concentra en la figura de Jevel Katz y su relevancia en el mundo cultural judío de habla ídish y un tercer apartado se dedica a analizar cómo se desarrollaron las colectas cristalizadas en los comités de ayuda a los hijos y a Sara Katz, viuda del artista.

 

Espacios de sociabilidad judía, historia social y mundo de trabajo

 

Al momento de abordar el estudio de la sociabilidad judía en la Argentina es importante tener presente que esta comunidad produjo múltiples espacios de sociabilidad y recreación que estaban ancladas en cientos de instituciones culturales, políticas y sociales, que gozaron de muy buena salud durante el período analizado. Pese a las penurias y la discriminación de una sociedad antisemita, estos espacios de sociabilidad pudieron desarrollarse reproduciendo la vida en comunidad con variadas agencias y en diálogo permanente con lo no judío. En esa línea Todd Endelman (2001) esgrime que entre las décadas del 60 y 70 surgió un interés en los estudios judíos desde la historia social. Esta práctica, plantea el autor, permitió hacer foco en figuras desposeídas y olvidadas al ubicar sus hábitos de sociabilidad y supervivencia en el centro de los relatos.

Por este motivo resulta oportuno pensar la vida comunitaria por fuera de una especificidad aislada, y el trabajo historiográfico de Rannan Rein y Jeffrey Lesser (2007) sobre los conceptos de etnicidad y diáspora en América Latina son pertinentes para decodificar la especificidad de la vida comunitaria en la Argentina de entreguerras. Esta se desenvolvió y aportó a, utilizando un concepto de los autores respecto a los latinoamericanos de orígenes judíos, la construcción de un amplio mosaico étnico cultural que estableció relaciones dinámicas entre lo específicamente comunitario y no comunitario. A tono con esto, la historiadora Natalie Zamon Davis (2019), al momento de focalizarse en estudios sobre las experiencias y sociabilidades de la comunidad judía, trató de ubicar y entender la relevancia que tuvo esta comunidad en el marco de un proceso más general. En su caso con un doble objetivo: profundizar sus estudios de modernidad europea incluyendo mujeres y género ampliando esta categoría con estudios de clase y diversas religiones.

En esta línea es importante poner el foco en las prácticas de sociabilidad de la comunidad judía de Buenos Aires de entreguerras con el objetivo de observar cómo determinados sujetos situados en sus acciones y experiencias cotidianas llevaron una vida comunitaria que aportó al desarrollo de la vida social y cultural de la Argentina. Al abordar la figura de Jevel Katz se lo hace con las herramientas de la historia social, es por ello que dejando de lado un análisis de la obra del artista se intenta trazar una operación, guiada por las fuentes, que permita pensar al músico desde el mundo del trabajo y, en ese sentido, resultan de utilidad diversas investigaciones. Respecto al cruce entre espectáculo y supervivencia, el artículo de María Ulivarri (2020) sobre los boxeadores porteños en el período de entreguerras aporta una estrategia adecuada para pensar la vida de un artista desde el mundo del trabajo, ya que da cuenta de una serie de agencias utilizadas por los trabajadores/boxeadores al momento de buscar, en el deporte y mundo del espectáculo del período, una forma de supervivencia en tanto trabajo y oficio en vistas a mejorar su calidad de vida.

Para pensar las redes de solidaridad y mundo de las colectas, es oportuno el trabajo de Florencia D’ Uva (2019) sobre los lazos de apoyo mutuo entre los trabajadores ferroviarios argentinos en el interregno 1912-1917. Frente al desamparo e incertidumbre en la que se encontraban las familias luego de la muerte del padre de familia, los lazos de apoyo mutuo, generados por el reclamo e insistencia de las viudas a los sindicatos, intentaron remediar la situación y, al igual que en el caso de la familia de Jevel Katz, se realizaban colectas para la compra de propiedades para las familias. Otro trabajo con el que es preciso entrar en diálogo en relación con las redes de solidaridad es el de Donna Guy (2004). Si bien la autora propone observar el rol de género en la historia de la diáspora judía, muestra de qué modo diversas mujeres filántropas de la comunidad fundaron sociedades de beneficencia (Sociedad de Socorros de Damas Israelitas y la Sociedad Israelita Femenina de Beneficencia) logrando dar vivienda, instrucción religiosa y educación secular, como así también refugio durante las dos guerras mundiales, a muchos niños pobres y huérfanos de la comunidad judía entre los años 1918 y 1955. Estas sociedades de beneficencia llegaron a contar con la presencia de altos mandatarios del estado argentino en sus actos, como Marcelo T. de Alvear en la inauguración de un nuevo edificio de uno de los asilos. El foco puesto por la historiadora en esta dinámica permite distinguir que la formación del estado argentino estaba unido a la conformación de la comunidad judía argentina.

En diálogo con estos trabajos se puede pensar la solidaridad al interior de la clase obrera como así también la ayuda “desde arriba” en la comunidad judía y reforzar que, si bien lo judío es una especificidad dentro de las contingencias históricas en el recorte nacional argentino, no es una isla y sus estrategias se desenvuelven en el contexto de un proceso más general.

 

Jevel Katz: Gardel Judío y artista precarizado

 

Jevel Katz nació en la ciudad de Vilna, Lituania el 10 de mayo de 1902 en el seno de una familia de bajos recursos, elemento que lo obligó a trabajar desde muy joven como matricero en una imprenta de su ciudad natal (AA, VV, 1944). El traductor, escritor y crítico literario Eliahu Toker (s/f) planteó que los primeros pasos de Katz en el mundo del arte fueron en el sindicato de obreros gráficos de Vilna, donde interpretó sus primeras parodias. Cabe aclarar que por la importancia que tuvo la vida social y cultural judía, esta ciudad fue denominada “la Jerusalén de Europa”. Katz llega a la Argentina en mayo de 1930 y desde los primeros años de esta década hasta 1940, este inmigrante lituano, judío y “parodista y concertista”, como eligió presentarse en una de sus tarjetas personales,[4] mostró incansablemente su repertorio por el circuito cultural judeoargentino, especialmente el porteño. Llegó incluso a presentarse en el año 1939 en Chile y Montevideo, y organizó una gira por los Estados Unidos que no pudo concretarse por su prematura muerte.[5] En dicho circuito para la década del 30, según el historiador Víctor Mirelman (1988) existieron centros culturales que contaban con bibliotecas o grupos teatrales, la mayoría de ellos inscriptos a una corriente política, ya sea el sionismo obrero, el bundismo,[6] el anarquismo o el comunismo. Para muchos jóvenes trabajadores judíos era un espacio de sociabilidad donde podían debatir y expresar sus opiniones. Al momento de pensar la espacialidad de este circuito, Edgardo Bilski y Gabriel Trajtenberg (1987) en su detallado trabajo sobre el movimiento obrero judío en la Argentina, plantean que los trabajadores judíos, en su mayoría trabajaban y vivían en un radio limitado y en un marco comunitario. Esta aproximación es relevante para pensar la cartografía cultural y del entretenimiento ídishe, en el cual funcionaron tanto teatros como espacios sociales y culturales que en muchos casos, como se puede observar en los carteles del teatro ídish presentados y analizados por Silvia Hansman, Susana Skura y Gabriela Kogan (2006), se encontraban uno muy próximo al otro.

Otro espacio ineludible del circuito cultural judío argentino del periodo de entreguerras, que funcionó como un lugar de encuentro y socialización de la comunidad, fue el teatro ídish. Para Susana Skura y Leonor Slavsky (s/f) este espacio operaba como un fenómeno social, sostén de lazos comunitarios y procesos identitarios y culturales. Para la década del 30 las autoras sostienen que el teatro ídish en Buenos Aires se encontraba entre las principales capitales del mundo de dicho espectáculo y contaba con variados espacios: el Teatro Israelita o Ombú, en la calle Pasteur 641, los teatros Excélsior y Soleil ubicados en el barrio del Abasto y el Teatro Mitre en Villa Crespo, por nombrar algunos. Paula Ansaldo (2020) plantea que para el mismo período el teatro ídish en Buenos Aires se afianza como un centro teatral judío de relevancia internacional, donde funcionaron hasta cinco teatros que presentaban sus obras completamente en ídish, dirigidas específicamente a un público judío de origen ashkenazí.[7] Paula Ansaldo asegura que las funciones se presentaban de martes a domingo, con salas llenas a lo largo de toda la temporada, que usualmente era desde abril a noviembre. Por otra parte, la autora sostiene que el público que asistía al teatro ídish era heterogéneo, podían concurrir tanto judíos obreros como adinerados, inmigrantes recién llegados o aquellos que estaban afincados desde hacía varios años en Buenos Aires, como así también familias que viajaban para asistir a las funciones desde las colonias judías en el interior del país.

Para pensar la relevancia de la figura de Jevel Katz es preciso tener presente que durante la década del 30 este artista fue muy reconocido al interior de la comunidad, sus canciones cantadas en ídish con expresiones en castellano, popularmente conocido como “castídish”,[8] tuvieron un gran impacto, entre ellas se encuentran: “Mucho ojo” que menciona las precauciones que debe tener un inmigrante judío lituano al llegar a la Argentina, “Avinu Malkeinu” una parodia a una tradicional canción litúrgica judía que en lugar de adorar a Dios habla de jugar y apostar al dominó con sus amigos en el Bar León en el barrio de Once o “Basavilbaso” y “Mosesville” que describen de manera simpática la vida en dos de las colonias agrícolas judías en el interior del país. Este repertorio estaba dirigido específicamente a la comunidad judía hablante de ídish y mediante guiños o referencias más o menos directas buscó interpelar y reflejar las experiencias de vida de las personas de dicha comunidad.

El reconocimiento a la figura de Jevel Katz por parte de la comunidad judía fue tal que llegó a ser denominado luego de su muerte como “el “Gardel judío” por su carisma y popularidad, como diría Eliahu Toker (2006) este juglar que operaba en los bordes de lo literario fue celebrado masivamente por la comunidad hablante de ídish. Esto último puede ser relativizado ya que al revisar prensa de la época podemos ver que en los periódicos comunitarios aparece como alguien bastante reconocido, otorgándole varias páginas a entrevistas, figurando en múltiples ocasiones la promoción de sus presentaciones,[9] incluso llega a aparecer en la Antología de la Literatura Ídish en la Argentina publicada en homenaje al diario Di Presse en el año 1944.  Sin embargo, en las que no son comunitarias e incluso fuera de Buenos Aires este parece no haber sido el caso. Así lo sugiere el periódico mendocino “Los Andes” que en noviembre del año 1934 promocionaba una presentación de Katz en la emisora radial LV10 de la provincia, dedicando al artista un espacio muy pequeño con una descripción muy introductoria respecto a su show detallado como “regocijador de motivos judíos”, incluso su nombre se encuentra transliterado del castellano al ídish de manera inusual o incorrecta.[10] Sin embargo, en la revista Radiolandia número 566 de enero del año 1939 aparece Jevel Katz como motivo de una promoción de la “Matiné Hebrea” en la LR2 Radio Argentina de 22 a 23 horas, un horario central en una emisora no específicamente idishista.[11]

Esto permite poner en consideración y pensar cómo la figura del artista pudo haber sido muy reconocida en el interior de la comunidad judía teniendo presente las dos variables mencionadas para ver qué relevancia tuvo por fuera de dicha comunidad.

Para continuar situándonos en el mundo cultural en el que Jevel Katz desarrolló sus espectáculos es necesario tener presente lo que plantea Paula Martinez Almudevar (2023) para describir la Buenos Aires de la década del 30: una ciudad que manifestó un crecimiento vertiginoso y traía consigo la reproducción de nuevos sonidos y movimientos, asimismo, con intención de lograr una imagen modernizante de la ciudad, se desarrolló un fuerte crecimiento de la obra pública con un gran despliegue arquitectónico. Es en ese universo, plantea la historiadora a fines de pensar las transformaciones en la radiofonía porteña, que sucedió el ensanchamiento de la Avenida 9 de Julio a metros de los teatros, donde se instalaron las emisoras radiales. En ese sentido se puede visualizar una ciudad donde el circuito cultural y del ocio se concentró y desplegó en diversos espacios a tono con su crecimiento. Por su parte Matthew Karush (2013) plantea que para las décadas del 20 y 30 el consumo y la producción cultural masiva se daba en un contexto transnacional, los argentinos en dicho período adoptaron las tecnologías, estilos y gustos que estaban en boga, mientras que al mismo tiempo existía una nostalgia localista, a este proceso ambivalente el autor lo denominará modernidad periférica.

En relación con el mundo del espectáculo y más específicamente el judío, Paula Ansaldo plantea que en la década del 30 los principales centros teatrales internacionales como Nueva York y Varsovia experimentaron una fuerte declinación, lo que forzó a los protagonistas a realizar giras extensas a otros lugares del mundo donde exista una comunidad judía en crecimiento, como la de la Argentina que recibió a diversos actores y actrices de estas ciudades. Analizando una serie de músicos judíos que llegaron a la Argentina durante la década del 30 Silvia Glocer (2006) plantea que estos artistas arribaron a la Argentina en un contexto en el que se formaron numerosos organismos musicales estatales, como diversas orquestas, en simultáneo se estaban creando asociaciones auspiciantes de la música como la “Asociación Amigos de la Música” y la “Asociación de Conciertos de Cámara”, entre otras.  Por otra parte, Beatriz Seibel (2016) plantea que entre 1930 y 1950 se produjo el apogeo de la comedia musical en Buenos Aires y que en ese mismo interregno las compañías profesionales israelitas, junto a las de otras comunidades, marcaron su presencia. Es importante señalar esto ya que las presentaciones de Katz se dieron en dicho periodo y el espectáculo presentado por el artista se aproximó bastante a las comedias musicales.

Para pensar a Jevel Katz dentro del circuito cultural judío de la década del 30 y ubicarlo dentro del mundo del trabajo, es preciso tomar distancia del supuesto éxito y la pompa en torno del artista popular para colocar a este sujeto como un trabajador que se vio obligado a realizar incesantes giras para contar con un ingreso, a fin de sostener a su familia. Esto se encuentra expresado en primer lugar en el documental del año 2008 de Alejandro Vagnenkos llamado “Jevel Katz y sus paisanos”,[12] donde se realizan entrevistas a diversas personas que conocieron y vieron al artista en vivo, quienes comentan que Katz permanentemente estaba ofreciendo shows donde lo llamasen. Por otra parte, al revisar prensa comunitaria de la época como Di Presse o el periódico Der Shpigl uno puede observar múltiples presentaciones en una variedad de lugares, incluyendo la Liga pro Palestina Obrera,  una organización que coordinaba las actividades de juventudes y partidos de tendencia sionista socialista, la Asociación Española, el Teatro Excélsior de Buenos Aires, variados teatros y centros culturales en Córdoba, Avellaneda, Tucumán, Bahía Blanca, las colonias en Entre Ríos y tantos otros tantos escenarios.[13]

A tono con las incesantes presentaciones del artista es preciso volver a la editorial de la “Matiné Hebrea” leída por Samuel Glasserman el día de la muerte de Jevel Katz. Al mencionar el desgaste del artista por las largas giras para sostener a la familia y que esta se quedó sin uno de sus ingresos por el fallecimiento repentino del músico, la editorial funciona como una puerta de entrada para ubicar a Katz en el mundo del trabajo, ya que lejos de transformar el reconocimiento de los suyos en un buen pasar económico, se veía obligado a trabajar una gran cantidad de horas desgastando su salud. Por otra parte, permite dimensionar la precariedad laboral de estos artistas al verificar que, con su muerte, Sara Katz y sus hijos quedaron prácticamente desamparados dependiendo principalmente de las ayudas que la comunidad les pudiese otorgar. Para seguir pensando la vinculación entre mundo del trabajo y redes de solidaridad en la comunidad judía se avanzará en las colectas que se realizaron luego de esta repentina muerte para dar ayuda a Sara e hijos de Katz.

 

El Comité para una casa para la familia de Jevel Katz

 

El archivo personal Jevel Katz como ya se mencionó, cuenta con un gran número de recortes de periódicos en idish y castellano, afiches y programas de sus presentaciones, partituras y fotos. También incluye un sobre en el que se encuentra documentación de las colectas y los gastos realizados por el “Comité para la compra de una casa para familia de Jevel Katz”. Dicho sobre cuenta con listas extensas de apellidos y los montos aportados que varían entre uno y tres dígitos dependiendo del aportante.[14] Esta fuente permite poner en movimiento los enunciados de Samuel Glasserman en su editorial radial y verificar que apenas días después de la muerte, en marzo de 1940, se pusieron en pie varias colectas por todo el país para ayudar a la familia del artista fallecido y que, como resultado, para fines de octubre del mismo año se pudo comprar la casa en la calle Monte Dinero 1545 en Buenos Aires.[15]

Quienes coordinaron esta empresa fueron Isaac Dobry, Israel Carfes y Wolf Srubhik, que a días de la muerte del artista conformaron el Comité destinado a la compra de una casa para la familia de Jevel Katz, y también organizaron una serie de actividades como conciertos y venta de retratos con la cara del artista. En simultáneo colocaron sus nombres para emitir recibos que otorgaban transparencia a las colectas realizadas, como así también la entrega sistemática de dinero a Sara Katz para pagar deudas que el artista dejó en vida o incluso cobros pendientes de grabaciones y presentaciones.[16]

En esta serie documental se hallan colectas realizadas por instituciones de todo el país: Buenos Aires, Tandil, San Juan y las colonias judías de Entre Ríos y Santa Fe, por nombrar algunas. En las listas de aportantes no solo figuran los apellidos, también se observa que el director del Instituto Judío de Investigaciones, Samuel Rollansky viajó a San Juan para realizar una colecta, y si bien el monto figura a su nombre, queda claro que fue él quien juntó el dinero de diversos aportantes.[17] Lo mismo sucede con instituciones como el fareyn de la Asociación Lituana, estos fueron espacios de socialización donde los inmigrantes judíos de Europa del Este se reunían en función de su pueblo de procedencia. Según Víctor Mirelman estos espacios eran muy útiles para que los nuevos inmigrantes se afincaran y consiguieran trabajo, como así también para que los nuevos inmigrantes tomaran cursos de castellano y contaran con asesoramiento para traer a su familia del otro lado del Atlántico. Asimismo, estos espacios motorizaron mutuales y asociaciones profesionales. Para el historiador Mirelman podían funcionar como un microcosmos del mundo que habían dejado atrás al venir a la Argentina, ya que compartían experiencias, inquietudes y aspiraciones.

Retomando la red de solidaridad en el interior de la comunidad judía que tuvo como fin comprarle una casa a la familia de Jevel Katz, cabe aclarar que los aportes a la colecta variaron desde un peso hasta cifras más altas, lo que da cuenta de que la figura del artista atravesó a distintos estratos de la comunidad. En ese sentido se puede pensar que esta colecta no fue solo obra de trabajadores para mitigar la pérdida del sostén de la familia obrera, en simultáneo y observando los montos, se pueden notar personas con distinto poder adquisitivo, así también instituciones de corte no obrero como el Banco Popular Israelita que facilitó el plazo fijo, la hipoteca y el préstamo para la compra de la casa en la calle Monte Dinero, como así también la facilidad para hacer cambio de dinero entrante de una colecta realizada en Chile.17 Es por ello que se puede identificar una red de solidaridad policlasista, elemento que invita a pensar si habría tenido que ver o no con el reconocimiento existente en la comunidad respecto a la figura de Jevel Katz.

           

Palabras finales

 

A lo largo de este artículo se intentó poner el foco en diversas prácticas de sociabilidad en la comunidad judía argentina de entreguerras. En primer lugar, se propuso ubicar a Jevel Katz en el amplio mundo del trabajo y con ello se trató de pensar lo judío en la Argentina del período dentro de un marco más amplio. Asimismo, se intentó dar cuenta que muchos artistas judíos y no judíos que trabajaban en el mercado del entretenimiento durante el período analizado se encontraban en un estado de precariedad y desprovistos de seguros sociales. En segundo lugar, y como consecuencia de la muerte inesperada de Jevel Katz, se buscó detallar la red de solidaridad que puso en movimiento una serie de colectas para ayudar a la familia del artista fallecido. Dicha colecta trascendió, por un lado, el espacio porteño/bonaerense y, por otro lado, la participación obrera, interviniendo en ella instituciones bancarias y aportantes individuales que expresaban montos elevados de dinero. La necesidad de una colecta para la compra de la casa y la ayuda económica para Sara y los hijos de Katz permite indagar en la vulnerabilidad de la familia obrera judía. Luego de la muerte del artista esta queda desprovista de una sus fuentes de ingresos para reproducir su existencia, sin embargo, mediante la solidaridad organizada por personalidades e instituciones de la comunidad judía, se pudo ayudar a paliar la dura situación.

 

 

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Referencias fílmicas:

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https://vimeo.com/35317861

 

Fuentes

Archivo Jevel Katz; Fundación IWO

Archivo Samuel Glasserman; Fundación IWO

Revista Radiolandia.

 

 

 

 

 

Recepción: 10/02/2024

Evaluado: 29/04/2024

Versión Final: 13/05/2024

 



(*)Profesor de Historia por la Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. godoy.ernesto88@gmail.comhttps://orcid.org/0009-0004-1680-5943 

[1] Este artículo es resultado de una ponencia presentada en las XV jornadas Nacionales de Historia de las mujeres y X congreso Iberoamericano de género. Mesa temática “Entre el trabajo, el ocio y la recreación. Mundos del trabajo, entretenimientos y sociabilidad en la Argentina, siglos XIX y XX”. Agradezco las sugerencias de las y los comentaristas de la mesa, así como también a quienes me realizaron recomendaciones para este articulo y ayudaron a la traducción de diversas fuentes en ídish.

[2] Editorial de la “Matiné hebrea” del 8 de marzo de 1940; caja 2; Archivo Samuel Glasserman.  Fundación IWO.

[3] La Fundación IWO es una organización sin fines de lucro de Buenos Aires, Argentina, que tiene por objeto investigar, difundir y conservar materiales documentales relativos a la historia, la cultura y los lenguajes del pueblo judío. Allí se dictan cursos de idish y cuentan con un archivo y biblioteca especifica de la cultura judía askenazí en la Argentina y en el mundo.

 

[4] Documentos personales; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.

[5] Álbum de Recortes periodísticos; caja 1; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO; pp. 17, 25, 37, 41 y 42.

[6] El Bund (Unión de trabajadores judíos de Lituania, Polonia y Rusia) fue un movimiento político judío socialista que surgió a fines del siglo XIX en el Imperio Ruso, en un principio se une al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso del que en poco tiempo se retira. El bundismo tuvo siempre una óptica contraria al sionismo ya que entendía que los obreros no tenían que construir el socialismo en Israel, sino en su lugar de residencia. Ver más en Laubstein, Israel; Bund historia del movimiento obrero judío; Buenos Aires; Acervo cultural; 1997.

[7] Los judíos ashkenazíes son aquellos provenientes en su mayoría de Rusia y Europa del Este que desde fines del siglo XIX comenzaron a arribar a la Argentina.

 

[8] Respecto a la mixtura entre el castellano y el ídish, Ricardo Feierstein plantea que “En cada reunión de judíos, pero muy a menudo - en cualquier lugar donde se encontraran -, los idishhablantes sentían que sus lenguas emitían, sin pedirles permiso, esas palabras y giros tan precisos que venían desde el pasado y ayudaban a completar la riqueza expresiva de lo que querían transmitir. Este idioma mixturado puede denominarse caesteídish.” (Feierstein, 2007, p.152).

[9] Álbum de Recortes periodísticos; caja 1; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO; pp. 1, 2 ,4 y 19, 20, 22, 27, 30, 31, 32, 43, 44 y 47.

 

[10] Ídem; p. 15.

[11] Radiolandia; año XII, 21 de enero de 1939; número 566.

[12] Álbum de Recortes periodísticos; caja 1; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO; pp. 15, 17, 34 y 49.

[13] Listas de aportantes para colecta; Sobre 16; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.

[14] Recibo de pago de comisión para venta de casa, 31/10/1940; Sobre 16; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.

[15] Recibos emitidos por Isaac Dobry, Israel Carfes y Wolf Srubhik a favor Sara Katz; Sobre 16; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.

[16] Recibo de la colecta realizada por Samuel Rollansky en San Juan s/f; Sobre 16; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.

[17] Pagares, comprobantes de plazos fijos, hipoteca y cambio de dinero; Sobre 16; caja 2; Jevel Katz documentos; Archivo Jevel Katz. Fundación IWO.