Narrativas testimoniales como impulso para la revitalización de la historia migratoria y cultural

 

Edison Daniel Muñoz Ortiz (*)

 

 

Resumen

 

La inevitable incursión de la modernidad en las distintas sociedades ha significado el desplazamiento masivo de formas de pensamiento organizadas desde lógicas opuestas a la occidental; un ejemplo de ello: la desaparición de prácticas culturales y formas de conocimiento al interior de los pueblos originarios. Este artículo busca reflexionar en torno a las prácticas pedagógicas y comunitarias gestadas a través de un proyecto social participativo denominado “Nosotros los kichwas”, el cual buscó resarcir la falta de reciprocidad del conocimiento intergeneracional, a través de la revaloración de las narrativas testimoniales de los miembros de la comunidad kichwa de Sesquilé, Colombia. El estudio fue abordado desde cinco etapas: 1) Etapa de inmersión comunitaria, 2) Etapa de constatación y revaloración de la problemática, 3) Etapa de cocreación comunitaria, 4) Etapa de andamiaje y construcción de la herramienta dialógica, y 5) Etapa de socialización y evaluación de la herramienta dialógica,  distribuidas a través de una metodología participativa a lo largo de dos años. La intervención demostró que las narrativas testimoniales son capaces de resignificar elementos propios de una cultura, así como revalorar los sentires individuales y colectivos que habitan en la memoria. Como resultado se logró construir una herramienta dialógica e interactiva para las generaciones de niños, niñas y jóvenes que hoy componen la comunidad kichwa, y que precisamente no han tenido acceso al devenir histórico de sus raíces.

 

Palabras clave: Narrativas; Migración transnacional, Mindaláe, Identidad, Kichwas.

 

 

 

Testimonial narratives as an impulse for the revitalization of migratory and cultural history

 

 

Abstract

 

The inevitable incursion of modernity in different societies has meant the massive displacement of forms of thought organized from logics opposed to the western one; an example of this is the disappearance of cultural practices and forms of knowledge within the native peoples. This article seeks to reflect on the pedagogical and community practices developed through a participatory social project called "We the Kichwa", which sought to compensate for the lack of reciprocity of intergenerational knowledge, through the revaluation of the testimonial narratives of the members of the Kichwa community of Sesquilé, Colombia. The study was approached from 5 stages: 1) Stage of community immersion, 2) Stage of verification and revaluation of the problem, 3) Stage of community co-creation, 4) Stage of scaffolding and construction of the dialogic tool, and 5) Stage of socialization and evaluation of the dialogic tool; distributed through a participatory methodology over a period of two years. The intervention demonstrated that testimonial narratives are capable of re-signifying elements of a culture, as well as revaluing individual and collective feelings that live in memory. As a result, a dialogic and interactive tool was built for the generations of children and young people who today make up the Kichwa community, and who precisely have not had access to the historical development of their roots.

 

Key Words: Narratives; Transnational migration; Mindaláe; Identity, Kichwas.

 

 

           


 

Narrativas testimoniales como impulso para la revitalización de la historia migratoria y cultural

 

 

Introducción

 

Los kichwas otavaleños, provenientes del Ecuador, son uno de los pueblos originarios más reconocidos a nivel mundial, no sólo por la riqueza cultural que hasta el día de hoy han logrado mantener viva, sino también por su presencia global a través de procesos de migración transnacional, los cuales, en efecto, les ha garantizado habilitar, circular y expandir redes de comercio articuladas en las cuales poder llevar un poco de su legado textil, artístico y cultural a donde sea que vayan.

En el continente europeo la presencia y tránsito de los kichwas es mucho más marcada en países como España, Portugal, y Alemania. En América su presencia es aún más grande, pues se han organizado en países como Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, Estados Unidos, México, aunque este último con un índice no tan grande como en todos los demás. En Colombia, por ejemplo, es muy común encontrarlos ofreciendo sus productos en los diferentes mercados de artesanías de la ciudad de Bogotá, así como en sitios específicos como El Parque de los Periodistas y El Chorro de Quevedo, en el centro de la capital colombiana.

Sin embargo, los kichwas otavaleños han logrado organizarse no sólo en Bogotá, sino en las principales ciudades y en uno que otro municipio del país. Uno de ellos es el municipio de Sesquilé, en el departamento de Cundinamarca. Desde hace aproximadamente cuarenta y tres años algunos kichwas empezaron a movilizarse a este lugar en busca de un espacio en el cual poder desarrollar con mayor dinamismo algunos procesos de comercio informal sin saber que ese espacio se convertiría en lo que es hoy por hoy para ellos: su casa.

En pleno 2023, la comunidad kichwa que reside en el municipio de Sesquilé es de por lo menos 90 personas entre niños, niñas, jóvenes, adultos y adultos mayores. A pesar de que desde el 2014 el gobierno colombiano los reconoció como Cabildo Indígena kichwa de Sesquilé, esto precisamente para reiterar el sentido de comunidad vigente entre iguales, son varios los conflictos y problemáticas las que han venido causando la desarticulación comunitaria al interior del Cabildo. Uno de estos conflictos gira en torno a la falta de la reciprocidad del conocimiento intergeneracional, cuyo abismo ha agrandado la grieta del desconocimiento de la historia oral migratoria y cultural que vive con más fuerza en las memorias y las voces de las primeras personas que llegaron desde Ecuador a este municipio, es decir, en los adultos y adultos mayores.

Frente a esto fueron surgiendo interrogantes como: ¿Cuál es la percepción de las niñas, niños y jóvenes de la comunidad kichwa participante respecto al valor de la historia oral migratoria? ¿Qué lugar ocupan las memorias y testimonios de los adultos mayores al interior de la comunidad kichwa? ¿Las narrativas migratorias logran consolidar conocimientos prácticos para la vida y la Cosmovisión Andina? ¿Sobrevive un interés colectivo que busque revitalizar la historia oral migratoria y cultural?, y, si es así, ¿cómo hacerlo?

Gracias a estos cuestionamientos se dio paso al desarrollo de una propuesta de acción-participación que de forma resumida buscó provocar el diálogo, la manifestación espontánea de los sentires humanos, la introspección y retrospección individual y colectiva, y, en definitiva, el posicionamiento político e identitario de los participantes a través de la revaloración de sus propias historias de vida, las cuales, de hecho, quedaron integradas en la herramienta dialógica denominada “Libro didáctico: nosotros los kichwas”, la cual funge como producto final del proyecto en cuestión.

 

Fundamentación teórica

 

Al interior de la comunidad kichwa de Sesquilé se han desarrollado a lo sumo dos proyectos, no netamente participativos, por parte de estudiantes y académicos interesados en analizar la vitalidad de la lengua y el desarrollo de una estrategia virtual para fomentar su uso; así como un proyecto encaminado en documentar el tránsito migratorio de uno de los adultos de la comunidad por medio de un documental. Sin embargo, estas propuestas han partido del desconocimiento generalizado de las realidades que se viven al interior de la comunidad, y, sobre todo, no han permitido recoger frutos lo suficientemente satisfactorios para sus miembros, pues, en el caso de la primera propuesta, la brecha que imposibilitó que la aplicación funcionara fue precisamente el acceso limitado de dispositivos móviles inteligentes e internet, mientras que para la segunda la construcción del documental no estuvo supeditada a un trabajo mucho más comunitario ni de reflexión continua.

Por otro lado, como esbozo de algunas investigaciones y trabajos llevados a cabo al margen de esta temática, es oportuno decir que en América Latina, por ejemplo, también se han puesto en marcha propuestas de investigación e intervención en donde las narrativas testimoniales han sido el foco de estudio y de posibilidad para el cambio social. Una de ellas ejecutada por Carla Sabrina Aguirre, quien en el año 2020 desarrolló un trabajo denominado: Comunidad y territorio a través de testimonios orales de mujeres mapuche: Villa La Angostura, Neuquén, 1980-2018. En este trabajo la autora buscó analizar cómo es que se constituyó la comunidad de Paicil Antriano desde el sentido de pertenencia exteriorizado por tres mujeres mapuches a partir de sus propias narrativas orales, teniendo en cuenta el problema de las nociones de identidad-territorio con relación al alcance de la memoria y los cambios intergeneracionales que las llevaron a cada una de las participantes a crear un vínculo identitario particular con el territorio habitado.

De esta misma manera, la investigadora Litzy Baeza Kallens, desde su posición como actora directa del suceso a investigar, en el año 2004 pone en marcha el proyecto titulado: "Voces del exilio": testimonios orales del exilio chileno en Edmonton, Canadá. El propósito de este trabajo fue recopilar testimonios de personas provenientes de Chile, para entender con mayor amplitud las formas en las que se ha venido creando y ampliando la comunidad chilena migrante en esta provincia de Canadá. La autora no sólo funge como mediadora en la materialización de este proyecto, sino que se involucra desde su propia historia personal, pues a pesar de ser chilena, ha vivido toda su infancia y juventud en Canadá a causa del exilio que vivió su familia luego del golpe de Estado de 1973. 

Estas ejemplificaciones son parte de todo un campo de acción que se ha venido construyendo en torno al poder de las narrativas testimoniales y las prácticas orales. Por supuesto, hay muchas más, y así mismo falta seguir explorando el potencial catártico de las narraciones. Sin embargo, por el momento me permito compartir las reflexiones en torno a la experiencia con la comunidad de Sesquilé:

De la mano de líderes comunitarios kichwas, y aprovechando la cercanía y evidente amistad con una de las miembros, la cual fue precisamente la que exteriorizó su malestar con respecto a algunos acontecimientos que se vivían dentro de su contexto; se dio vía libre al andamiaje de un proyecto participativo en el marco de una investigación de posgrado sustentada en México en el año 2023, a partir de un estudio etnográfico en el cual se priorizó el acercamiento y convivencia con varias familias de la comunidad. En esa etapa se logró identificar diversos tipos de conflictos con respecto a la desarticulación comunitaria, los cuales devenían de algo aún más grande como lo es la falta de reciprocidad del conocimiento intergeneracional kichwa. Por este motivo, se pensó en una forma de mitigar o por lo menos contribuir a resarcir el impacto de dicha problemática, encontrando en las narrativas testimoniales la oportunidad para empezar a construir un puente de diálogo y memorias colectivas en las que todos y todas pudiesen participar.

Cada vez son más los estudios y propuestas que se alzan desde la revaloración de las prácticas narrativas como fuentes de conocimiento vigente, genuino e indispensable para la reconstrucción histórica, sobre todo desde la sociología, la antropología, el trabajo social, la psicología, y otras ciencias más. Sin embargo, la mirada de desprestigio que se tiene hacia las mismas por su supuesto exceso de subjetividad dentro del mundo académico también es una constante. Aun así, vale la pena entender que las narrativas en sí mismas son el reflejo histórico de las experiencias individuales y colectivas de las personas, como formas fundamentalmente necesarias para dotar de sentido la práctica sociocultural viva en la memoria (White y Epston, 1993). Pero también en el cuerpo, que es el gran receptor de las experiencias sensoriales que dan paso a la reafirmación de lo vivido desde el relato.

El testimonio, como recurso y puente de esas expresiones simbólicas de la vida de quien desde su ejercicio se convierte en narrador, es de por sí la manera más útil de situar las experiencias, emociones, anécdotas y formas de haber conceptualizado el mundo desde un trabajo que implica rememorar para externar, y con ello, dar luces sobre esa identidad construida a partir de lo interiorizado en el tiempo. Cuando es el testimonio la vía para esa reconstrucción histórica personal y colectiva, se corrobora la acción como una forma de resignificar las palabras a través de un acto meramente performativo del lenguaje, en el cual el pasado y el presente se convocan para posicionarse desde una forma genuinamente necesaria (Bartalini, 2021). Dicha estrategia, por supuesto, está supeditada a las intencionalidades emocionales, sociales, políticas, culturales y personales con las que se esté mirando la necesidad de narrar la vida.

En el caso del proyecto en cuestión, las narrativas testimoniales de los miembros participantes de la comunidad kichwa de Sesquilé se entendieron como lazos de comunalidad vivos, que a pesar de que han perdurado en el tiempo, no se han consolidado al punto de mantener y preservar con mayor dinamismo e interés los conocimientos, significados y atribuciones cosmogónicas del pueblo kichwa desde los principios filosóficos de la Cosmovisión Andina. De ahí que se recurriera a fomentar, en un primer momento, un acercamiento desde las voces y las palabras que habitan los sentires de las niñas, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores: todos miembros importantes para el mantenimiento de esa estructura social y comunitaria.

Esta manera de repensar la investigación, es decir, desde el plano de los proyectos sociales participativos, es lo que permite que ciertos rasgos de la identidad personal y cultural de las personas se conciban con el carácter y legitimidad que ameritan. Guber (2004) reitera que todo tipo de investigación que se trabaje desde el enfoque cualitativo, promoviendo el uso de la narrativa testimonial, asegura la construcción, reproducción y mantenimiento de saberes situados. Los cuales no sólo cumplen con impulsar la revitalización de esos elementos, sino que dotan al investigador de una constante reflexión hermenéutica que no todas las metodologías ni escenarios de interacción lo permiten.

No se trata, por supuesto, de posicionar las narrativas como las únicas vías de acceso para el sondeo de esas realidades socioculturales que se inscriben en las vidas de las personas, ni tampoco de ver la práctica narrativa testimonial con intenciones románticas ni de idealización, sino de ser conscientes de su trascendencia epistemológica y social. El plano de lo narrativo habilita un amplio espectro de lo vivido desde tres escenarios específicos como lo son lo biográfico, lo social y por supuesto lo histórico (Martínez y Montenegro, 2014). Es así como se puede acceder con mayor certeza a la construcción sociocultural de quienes han vivido en carne propia acontecimientos concretos y de los cuales siempre hay algo que contar.

Viéndolo de este modo, las narraciones testimoniales sí son fuentes primarias que contribuyen a la exploración y revitalización de ciertos elementos que desde el plano personal, histórico y cultural han quedado relegados, en situación de desplazamiento, o simplemente, y como es el caso de la comunidad kichwa participante del proyecto que aquí se menciona; supeditados a una deuda intergeneracional fundada en la falta de reciprocidad del conocimiento que claramente vive al interior de esta comunidad, pero al cual desde la vocería de los adultos no se le ha dado oportunidad de compartirse en su máximo esplendor. Así como lo plantea Amado (2009): “la palabra testimonial se entiende como un puente hacia el universo de signos (p.127). Esos signos son los que aseguran un claro ejercicio de introspección con respecto al valor de las identidades personales, colectivas y culturales, pero también los que terminan por definir el destino de las prácticas comunitarias que se llevan a cabo en los diferentes espacios de socialización.

Dichas prácticas no se entienden por separado, más bien están sujetas al principio cosmogónico andino de la relacionalidad, el mismo que hace un  llamado a reflexionar sobre cómo nos pensamos con, desde, y para los otros, sabiendo que esos otros son todas las posibles formas de concebir la vida en este mundo animal, vegetal, espiritual, terrenal, sensitivo, corporal, inexplicable, inabarcable, inconmensurable, y, claro, dicotómico.

De hecho, una de las ventajas más grandes de este proyecto radica en la posibilidad de poner, no en el centro, sino en todos los bordes, amplitudes y extremos, el peso y valor simbólico de las narrativas orales migratorias de los participantes; precisamente para reafirmar la importancia de eso que ellos al principio del proyecto no concebían como conocimientos, pero que en efecto lo son. Cuando es el testimonio narrativo el que se consolida desde la experiencia de vida situada histórica y culturalmente hablando, este termina por esbozar las características más marcadas de un contexto social, y con ello las condiciones que hicieron que el mismo tuviese tanta relevancia en la vida del protagonista (Herrera, 2015). Y un claro ejemplo de esto se ve reflejado en los temas de conversación más frecuentes de los participantes, los cuales giraron en torno a: dinámicas familiares, lazos de comunicación con parientes que radican en Ecuador, formas de empleabilidad a su llegada a territorio colombiano, conflictos e incertidumbres sobre el destino de cada uno de ellos, crianza e infancia, figura paterna y materna, entre otros.

Estos temas de interés, como bien se menciona, no aparecen en el discurso por puro capricho, sino porque guardan relevancia, sentimiento, y, porque en definitiva son puntos de referenciación que ayudan a enunciar con mayor propiedad el posicionamiento político de estas personas. Hablar de cómo fueron sus infancias, el motivo real por el cual salieron de Ecuador, las razones que los llevaron a considerar a Colombia como un hogar definitivo en su tránsito migratorio, y muchas cuestiones más, son precisamente las que entran a ser parte de los temas vitales de rememorar para compartir, y de reconsiderar necesarios de poner a favor de las niñas, niños, jóvenes, y en general de cualquier miembro de la comunidad, pues finalmente el producto logrado, que en sí mismo fue el libro didáctico, buscó habilitar una luz de diálogo, de acercamiento, de reciprocidad para todos y todas.

Las narraciones testimoniales que se incorporan en el libro didáctico buscan que las generaciones más recientes de la comunidad puedan tener un contacto más explícito con las formas de entender, concebir y saber llevar la vida, para con esto despertar un acto de resistencia a partir de la resignificación de las identidades personales y culturales que se encuentran en proceso de construcción, y que además no han tenido la oportunidad de saber de esa historia ancestral, familiar y cultural que los habita. Y es precisamente en ese eje en el que se circunscribe el principio de la reciprocidad que tanto nos importa mostrar en este trabajo.

 

Metodología

 

Teniendo en cuenta que los pilares del proyecto están consolidados gracias a la fuerza de los testimonios, anécdotas, autobiografías y narraciones colectivas de los participantes, y que por tanto, la subjetividad de lo vivido se integra de manera orgánica a la investigación sin que se recaiga en la vaga idea de la credibilidad epistemológica y cientificista, esta es una investigación cualitativa, de corte exploratorio con alcance explicativo. Hernández (2014) reitera que dentro de estos estudios “Como su nombre lo indica, su interés se centra en explicar por qué ocurre un fenómeno y en qué condiciones se manifiesta o por qué se relacionan dos o más variables” (p. 77). Es decir, va más allá de la plena descripción de los conceptos que puedan interpelar la investigación para priorizar las realidades socioculturales, como es este el caso.

Por otro lado, y dadas las particularidades del proyecto, sobre todo las asociadas a la memoria hecha palabra, pero también al impulso de vislumbrar las narrativas migratorias como fuentes valiosas para la revitalización de la historia oral migratoria, el paradigma de investigación pertinente para abordar la metodología fue el sociocrítico. Dicho paradigma se distingue de otros por su potencial transformador, pues aunque claramente recurre a elementos teóricos para sondear las realidades, no se disocia en lo absoluto de los elementos prácticos a los cuales acude precisamente para generar propuestas de intervención social (Melero, 2012). Estas propuestas buscan, así como el paradigma sociocrítico, asumir la realidad desde su inevitable metamorfosis (Torres, 2017). De ahí que la planeación de las actividades pensadas para trabajar con la comunidad participante procurará comprender la fuerza de las voces y el peso de las emociones.

El proyecto, que tuvo una duración aproximada de dos años, necesitó de cinco etapas para su ejecución y terminación: 1) Etapa de inmersión comunitaria, 2) Etapa de constatación y revaloración de la problemática, 3) Etapa de cocreación comunitaria, 4) Etapa de andamiaje y construcción de la herramienta dialógica, y 5) Etapa de socialización y evaluación de la herramienta dialógica. En cada una de estas se diseñaron instrumentos que permitieron sondear con mayor alcance los fines mismos de la investigación acción participativa. Así pues, y a pesar de que el estudio se gestó a partir de una orientación etnográfica, en la etapa 1 y 2 se utilizó con mayor dinamismo este recurso así como el diario de campo en el cual se iban plasmando las impresiones observadas al interior de la comunidad participante.

En la misma etapa 2, se diseñaron dos formatos de entrevista semiestructurada (una para niñas, niños y jóvenes, y otra para adultos) cada una con 23 preguntas, las cuales buscaron analizar y comprender categorías de análisis como la comunalidad, el territorio, y las identidades. Los resultados aquí logrados permitieron corroborar la problemática y la trascendencia de la misma en la vida social de la comunidad. Para la etapa 3 se recurrió a la implementación de círculos de narraciones orales con el fin de poder vislumbrar los puntos de encuentro y desencuentro de los relatos de cada uno de los participantes. Fue necesario implementar un círculo de narraciones de manera colectiva en el cual todos los asistentes pudieron contribuir desde sus experiencias y sentires, y otro círculo de narraciones por núcleo familiar con la intención de rescatar todas las memorias que por falta de tiempo, interés, miedo o algún otro sentimiento pudieron haberse omitido dentro de la sesión colectiva. Esta estrategia resultó eficaz, pues develó acontecimientos significativos.

El hecho de recurrir de manera prolongada a la estrategia de los círculos de narraciones tiene que ver precisamente con la respuesta favorable que se encontró al usarla, y sobre todo porque los participantes no demostraron tener alguna complicación u obstáculo para inmiscuirse en la participación que esta incitaba. En resumen, una de las grandes bondades que tiene la estrategia de Círculos de narraciones es que se adapta a diversos escenarios de socialización, permitiendo fomentar competencias interculturales en pro de una forma de interacción fluida y segura en la cual los participantes pueden sentirse cómodos de nombrar lo que sienten y han vivido (Deardorff, 2020).

Una vez recopiladas las narraciones orales de los participantes del proyecto con respecto a los procesos migratorios personales y colectivos, se pasó a la etapa 4. En este punto del proyecto lo vital fue coordinar esfuerzos para definir el rumbo de la herramienta dialógica y las dinámicas de participación integradas en esta, que permitieran generar un diálogo constructivo, coherente y eficaz, pues de este dependería el impacto de dicha herramienta. Para esto se habilitó un círculo de narraciones más, esta vez enfocado en concretar de manera individual qué tipos de narraciones se contemplarían para la construcción de la herramienta, y las expectativas de los miembros frente al poder de sus historias de vida desde el tránsito migratorio. Cabe destacar que con el fin de dejar un registro de lo acordado se diseñó un formato de consentimiento informado en el cual cada participante pudo certificar el interés de integrar su narrativa personal sin ánimo de lucro, así como la garantía de recibir una vez finalizado el proyecto, una réplica de lo logrado.

Con las narraciones individuales y colectivas de todos los participantes, y teniendo en cuenta que una de las necesidades primordiales de la comunidad con respecto al proyecto era el poder contar con una herramienta capaz de perdurar en el tiempo, entre todos se decidió construir un libro didáctico nutrido con imágenes genuinas de la comunidad y de sus formas de vida, así como una serie de actividades que permiten retroalimentar lo condensado en el libro para que quienes lo usen puedan manifestar sensaciones, emociones y pensamientos de manera espontánea. Para la etapa 5 se habilitó una sesión de diálogo con los participantes en la cual se mostró en su versión digital el libro didáctico terminado. En este espacio se le preguntó a cada uno de los miembros si estaban de acuerdo con el libro, qué cosas se podían mejorar, qué elementos a lo mejor no cabían allí, etc.

Este diálogo posibilitó dos cosas: 1) que se socializara el libro y se afinaran detalles del mismo, y 2) que cada uno de los miembros recibiera una copia del libro en formato digital con la intención de que teniéndolo en sus propias manos pudiesen interactuar con él. Luego de la entrega del libro se dio un tiempo estimado de una semana para que cada miembro, a partir de su contenido, pudiese aportar una idea final del mismo a través de una retroalimentación.

El fin de esta etapa pretendió evaluar el libro didáctico dentro de su contribución para la articulación comunitaria como respuesta a la falta de reciprocidad del conocimiento intergeneracional, sobre todo desde el desconocimiento de la historia oral migratoria que los adultos han omitido de generación en generación hacia las niñas, niños y jóvenes de su comunidad. Las variables de evaluación giraron en torno a poder valorar la pertinencia cultural del libro, el alcance del libro en cuanto al uso y la perdurabilidad, y, finalmente la eficacia del libro desde la participación de los miembros del proyecto.

 

Interpretación de los resultados

Basados en los resultados de la evaluación ejecutada en la etapa 5 del proyecto, la cual fue respondida por 7 adultos y 2 niños, y en la que se puso a prueba la identificación de las tres variables anteriormente descritas, la atención estuvo puesta en poder definir hasta qué punto se cumplieron o no los requerimientos del proyecto conforme a los objetivos de investigación y la problemática identificada. La escala de valoración que se utilizó para los adultos puntuaba de la siguiente manera para cada uno de los ítems a evaluar: 1: insatisfecho, 2: algo satisfecho, 3: muy satisfecho, 4: totalmente satisfecho, y, ─: no tengo suficiente información para contestar.  En el caso de los niños la escala estuvo diseñada por un semáforo de emociones, cada uno con su respectivo significado: carita roja: no me gusta, carita naranja: me gusta muy poquito, carita amarilla: me gusta, y, carita verde: me fascina. Así pues, los resultados encontrados son los siguientes:

En cuanto a la pertinencia cultural del libro didáctico: de manera general, tanto adultos como niños mostraron un nivel de satisfacción muy alto. Ambos grupos evaluados confirmaron que los testimonios y conocimientos que integran el libro sí terminan de hablar con certeza de lo que son ellos como kichwas. De esta misma manera reconocen que las fotografías que integran el libro son genuinas y que los contenidos y actividades propuestas son pertinentes para trabajar en diferentes espacios de la vida social de ellos como miembros legítimos de la comunidad. 

En cuanto al alcance, uso y perdurabilidad del libro didáctico: con una certeza mucho más amplia, sobre todo de parte de los adultos, se logró identificar que los miembros que participaron de la evaluación reconocen que el libro didáctico es un instrumento de vital importancia para preservar, cultivar y transmitir la historia oral migratoria con el fin mismo de que los conocimientos, simbolismos y significados propios del mundo andino perduren en el tiempo y la memoria de las generaciones más recientes. También corroboraron que al ser un libro didáctico una herramienta consolidada a partir de las voces de los propios protagonistas, es también un mecanismo de acción política capaz de contarle a los sectores y espacios sociales en los que se mueven, un poco más sobre ser y reconocerse kichwa, sobre todo en territorio extranjero.

En cuanto a la eficacia del libro didáctico desde la participación de los miembros: los resultados en esta variable reflejaron que aun cuando los participantes se sienten satisfechos del producto terminado, y de todo el trabajo logrado, dos personas reconocen no poder estimar exactamente de qué forma es que las narraciones personales de ellos terminaron por influir con tanta potencia en la estructura final del libro. Por otro lado, todos los evaluados afirman sentirse cómodos con el material escrito del libro, pues refleja la participación constante y real de los miembros.

Finalmente, la evaluación, así como todo el trabajo comunitario que se hizo con los participantes, terminó por corroborar que las narrativas testimoniales eran el puente necesario para construir camino en esta intención de acercar los conocimientos y visiones de mundo de los adultos con las generaciones de niñas, niños y jóvenes que por causa de la ausencia de prácticas comunicativas duraderas, así como la desarticulación comunitaria que a lo largo de los años ha permeado a los kichwas de Sesquilé; no les ha permitido tener un contacto más íntimo con su cultura, con el devenir histórico de su pueblo, y con la realidad migratoria de los propios miembros de su colectividad.

Cabe destacar, por supuesto, que aunque el libro didáctico reúne las condiciones para impulsar la articulación comunitaria en respuesta a la falta de reciprocidad del conocimiento intergeneracional como elemento cohesivo indispensable para la revitalización de la Cosmovisión Andina, este es un material que imperativamente necesita de voluntades humanas para que tenga el impacto deseado. Los resultados no se pueden medir de manera instantánea, sino con el tiempo, y dependiendo del uso adecuado que le den sus participantes.

 

Conclusiones

 

La fuerza del trabajo desarrollado se consolidó con mayor dinamismo en el producto final que es el libro didáctico compuesto por las narraciones, experiencias, expectativas, conocimientos y simbolismos propios de cada uno de los miembros participantes, los cuales, desde las sesiones propuestas para llevar a cabo el proyecto, pudieron externar su sentir humano para corroborar el valor de sus identidades personales y culturales. Además de ello, las narraciones testimoniales, como fuente primaria para la revitalización de la historia oral migratoria y cultural, mantuvieron el interés de vincular la experiencia de los más grandes con el desconocimiento de los más jóvenes de la comunidad.

En cuanto a las estrategias de participación, se destaca y recomienda considerar los círculos de narraciones como puentes de socialización capaces de despertar valores inalienables para el diálogo intercultural, como lo es la empatía, la otredad, el respeto, la comunicación asertiva y la negociación bilateral. Sin los círculos de narraciones, la intención de convocar los testimonios para hablar desde el yo personal y el yo colectivo, no hubiese tenido tanto éxito ni tanto desenvolvimiento comunitario. El hecho de escuchar la historia de vida personal de otros, posibilitó que los miembros sintieran la necesidad de reafirmarse en el discurso y darle un lugar a su propio relato.  

Por su parte, y refiriéndonos a las narrativas testimoniales, queda claro que estas sí son una fuente de exploración necesaria para indagar los ritmos, intensidades, convulsiones y obstáculos que desde el plano cultural, antropológico, sociológico, psicológico, entre otros, permean el tránsito habitual de las vidas que llevan las personas. El testimonio personal condensa el rigor, tenacidad y carácter con el que se asumen las experiencias significativas de la vida, de ahí que estén cargados de emotividad y permitan movilizar sensaciones en otros.

Así mismo, las narrativas testimoniales, desde su propio esbozo de la realidad, son un gran aliado a la hora de reconstruir un panorama histórico y cultural con características situadas, que en últimas terminan por posibilitar un mejor entendimiento de las circunstancias propias de ese contexto. Con ello, es más viable inquirir con exactitud sobre la trascendencia de ciertos procesos históricos y la forma en que siguen perdurando en el tiempo, claro está, desde la memoria de quienes lo viven y afrontan cara a cara.

De este mismo modo, es importante aclarar que el involucramiento de lo biográfico fue, sin lugar a duda, lo que dio paso a que esas narraciones testimoniales  se pudieran entender, valorar y mantener a lo largo del proyecto con un alto sentido de legitimidad. A los participantes no se les habló nunca de narraciones orales o de testimonios, ni mucho menos de historia oral migratoria, más bien, se les invitó a pensar su propia realidad desde los acontecimientos más significativos que a lo largo de la vida, empezando por la infancia, pasando la adolescencia y finalizando en la etapa adulta, siempre generaron ecos o resonancias al interior de ellos mismos.

Con respecto a la categoría de revitalización, las intencionalidades del proyecto, cabe destacar, siempre lo reiteran como una meta, sin embargo, la misma está condicionada por otro tipo de situaciones comunitarias que sobrepasan el mundo de expectativas que por sí mismo tiene el libro didáctico como herramienta dialógica. Es decir, el libro está diseñado con  rigurosidad pedagógica, sin embargo, la suerte del mismo depende de los espacios e intereses que la comunidad habilite para que se cumpla esa revitalización de la cual se habla. Con esto se estaría promoviendo autonomía y autogestión dentro de la comunidad kichwa participante.

Finalmente, y situándonos un poco en el alcance del libro didáctico con respecto a la problemática de investigación detectada, es importante aclarar que los caminos que se utilizaron para explorar las diferentes narrativas vivas en las voces de los participantes, así como las estrategias para acercar a las niñas, niños y jóvenes a las expresiones simbólicas y de conocimiento ancestral que tienen los adultos de la comunidad, fue lo que precisamente atendió, en un primer momento, esa falta de reciprocidad del conocimiento intergeneracional que desde hace varios años ha impedido que ciertos rasgos identitarios y culturales se sigan manteniendo al interior de la comunidad.

El reto más grande, como bien se mencionaba anteriormente, es que la comunidad tenga la capacidad de seguir ampliando las redes de comunicación interna a favor de un ejercicio de comunalidad mucho más eficaz, en donde por supuesto puedan estar incluidos todas y todos. El destino de las atribuciones simbólicas y significados que rigen el mundo kichwa desde la Cosmovisión Andina sólo serán posibles si se piensa en el conocimiento como vehículo político, identitario y cultural. Y esta tarea no puede quedar en manos de unos cuantos, sino de todos los actores comunales, sin importar la edad, género o distinción interna.

En lo personal, y apelando al ejercicio narrativo de las sensaciones encontradas como mediador de este proyecto, puedo decir que el hablar de lo que somos y de lo que hemos vivido es un ejercicio de emancipación que invita a pensar, como bien lo dice Chimamanda Ngozi, que sí existe un peligro en creer que hay una única y verdadera historia oficial de las cosas. Estamos acostumbrados a creer todo lo que dicen los grandes libros de historia universal, mientras deslegitimamos los rastros de la memoria que habitan los cuerpos, los idiomas, el tacto y hasta la mirada de quienes en carne propia han vivido los intempestivos golpes del tiempo.

Los participantes de la comunidad kichwa de Sesquilé me hicieron caer en cuenta de algo: cada paso que damos a diario es, de algún modo, una forma de hacer historia, y la manera más oportuna de mantenerla viva es compartiéndola. Los caminos son infinitos, sólo es cuestión de intentarlo.

 

Bibliografía

 

 

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Recepción: 23/01/2024

Evaluado: 27/02/2024

Versión Final: 28/03/2024



(*)Maestro en Ambientes Interculturales de Aprendizaje, Lic. en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana. Docente de la Universidad Intercultural de Colima. danupex10@gmail.com  ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7075-4284