Marihuana en Paraguay: contextos en una comunidad campesina cultivadora

 

Carlos Aníbal Peris Castiglioni (*)

 

 

Resumen

 

El presente texto, en formato de notas de investigación, tiene como objetivo indagar en la configuración actual de la marihuana en Paraguay, perspectiva obtenida gracias a la averiguación realizada dentro de una comunidad campesina dedicada al cultivo de dicha planta. El trabajo de campo se llevó a cabo en octubre de 2022, en el Departamento de San Pedro, y se realizaron entrevistas en profundidad a seis líderes campesinos cultivadores de cannabis. Los principales resultados revelaron un panorama preocupante, especialmente para los agricultores. La ausencia del Estado en términos de políticas públicas de bienestar social e infraestructura, y la imposición de un modelo de desarrollo basado en la producción de soja, que es inaccesible para el campesinado, ha resultado en un incremento de actividades ilegales. Ante esta coyuntura, también es relevante mencionar que los líderes de las asociaciones delictivas de esa zona han adquirido un poder ilimitado debido, fundamentalmente, a la influencia que ejercieron sobre los políticos. El Estado ha sido cómplice de lo ilegal, al negociar con los criminales y beneficiarse económicamente de la marihuana. En definitiva, se expone un país en el cual los límites entre lo legal y lo ilegal se han difuminado.

 

Palabras clave: Marihuana; Comunidad campesina; Agricultores; Actividades ilegales; Límites legales e ilegales.

 

 

 

Marijuana in Paraguay: Contexts within a Cultivating Rural Community

 

Abstract

 

This present text in the format of research notes aims to investigate the current configuration of marijuana in Paraguay within a rural community dedicated to the cultivation of said plant. The fieldwork took place in October 2022, in the Department of San Pedro, and involved in-depth interviews with six leaders from the farming community. The main findings reveal a concerning and bleak outlook for the future of farmers. The absence of State intervention in terms of social welfare policies and infrastructure, combined with the imposition of a development model centered around soy production, which is beyond the reach of the rural population, has led to a surge in illegal activities. Notably, the leaders of criminal groups in the area have gained immense power due to their influence over politicians. Finally, the State has been complicit in illegal activities, negotiating with criminals, and benefiting economically from marijuana. In conclusion, this work sheds light on a country where the boundaries between legality and illegality have become indistinct.

 

Key Words: Marijuana, Rural community; Farmers; Illegal activities; Legal and illegal boundaries.

 

           


 

Marihuana en Paraguay: contextos en una comunidad campesina cultivadora

 

Introducción

 

El presente texto, en formato de notas de investigación, tiene como objetivo indagar en la configuración actual de la marihuana, en Paraguay, dentro de una comunidad campesina dedicada al cultivo de tal hierba. El trabajo de campo se realizó en octubre de 2022, en el Departamento de San Pedro, con el propósito de comprender los diversos contextos enfrentados por los agricultores en relación con la marihuana. Entender las realidades expresadas, efectivamente, ayudaría a poseer y construir un panorama de cómo se hallaría en los días del presente, mediante este caso de estudio, el cannabis en la nación.

Paraguay, en 2023, sigue siendo el principal productor de cannabis sativa en América del Sur (Shuldiner, 2013). El mercado de venta, fundamentalmente dirigido a países limítrofes, se originó en las plantaciones de la zona oriental, cultivo que se inició en la década de 1960 y se expandió por todo el territorio debido a la creciente y dominante demanda regional (Garat, 2016). Según datos de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), los labriegos constituyeron el núcleo básico de la fuerza laboral en la cadena productiva, plantando entre 6000 y 7000 hectáreas anualmente (SENAD, 2022).

Frente a la perspectiva expuesta, la pesquisa exploró las distintas realidades que pasaron los agricultores de cannabis. ¿Qué significó para ellos el cultivo de marihuana? ¿Cómo se llevó a cabo la negociación del precio? ¿Quiénes se personificaron en los compradores del producto? ¿Qué agentes externos estuvieron involucrados? Estas fueron algunas de las preguntas planteadas en el estudio, el cual no pretende ser un análisis definitivo, sino mostrar las primeras sistematizaciones de resultados preliminares.

 

Metodología

 

Ante el fin propuesto, se llevaron a cabo entrevistas cualitativas en profundidad a líderes campesinos de una comunidad que ha cultivado cannabis en su territorio. Se examinó la experiencia de aquellos en relación con las diversas realidades, tanto internas como externas, que han enfrentado en el afán de cultivar marihuana.

Los investigados, que se dedicaron a la agricultura de marihuana, desempeñaron un papel crucial al proporcionar información esencial para entender la situación actual de esta planta en Paraguay. Sus testimonios arrojaron luz sobre las experiencias cotidianas relacionadas con la ilegalidad de su actividad. La comunidad estudiada, aquella establecida a finales de la década de 1980, se encuentra en el Departamento de San Pedro, una región que, según la SENAD (2022), representa más del 90% de la producción de marihuana en el país, que junto con otros Departamentos limítrofes, fue denominada en “Zona Norte”. En cuanto al número de personas entrevistadas, participaron voluntariamente seis lideres campesinos cultivadores de cannabis, mismos que han aceptado ser entrevistados en esta investigación.

Los participantes en la pesquisa debieron cumplir con los siguientes criterios de selección: a) ser agricultores que han cultivado marihuana, b) ser residentes en el asentamiento desde sus inicios, y c) ser propietarios de sus tierras. 

El trabajo de campo se realizó durante el mes de octubre de 2022, con cuatro visitas a la comunidad, mismas que duraron dos días -ocho jornadas de trabajo en total- Las entrevistas se ejecutaron dos veces a cada uno de los líderes, con un promedio de una hora y veinte minutos por indagación -horas de grabación totales: 25 horas con 17 minutos-. La presentación e inmersión en la población se facilitó gracias a un líder local dedicado a la educación popular en el área analizada.

Por razones éticas, tanto el lugar como los participantes, a pesar de encontrarse en el Departamento de San Pedro, Paraguay, se mantuvieron en el anonimato para evitar cualquier represalia por sus declaraciones en la investigación.

 

Resultados: presentación y primeras discusiones

 

En la concepción del agricultor paraguayo, la tierra no constituye simplemente el mero instrumento de trabajo para generar sus respectivos beneficios económicos. (Fogel, 2023). En el sentido más amplio, representa su vida, sus relaciones sociales, el progreso y el futuro de los suyos. No obstante, lo más relevante quizás sea que constituye el lugar donde consigue y asegura la alimentación diaria. (Galeano, 2009; Rivarola, 2018). La parcela es, por lo tanto, un sistema holístico de subsistencia, que se materializa en ingresos, familia, sociedad y chacra.

Lo anterior resulta fundamental en el afán de contextualizar la actividad del cultivador de cannabis. De esta manera, al hacer referencia al tiempo dedicado a esta labor, los labriegos mencionan que las tareas relacionadas con esta planta implican descuidar algunos aspectos del ser y del quehacer campesino. Sus argumentos se centran, principalmente, en la dedicación casi exclusiva que exige este tipo de cultivo:

 

Aunque se piense que la marihuana es rápida, se necesita de un enorme esfuerzo. No es como otras semillas que se dejan crecer. La calidad está en prestar atención, especialmente separando a los machos. Si eso no se realiza, estaremos vendiendo un producto que nadie quiere, ya que no contendrá lo que la gente busca. Distinguir y separar es algo de días; prácticamente nos enfocamos por completo y no podemos hacer nada más. No es fácil. (Referente n.º 5, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

El primer testimonio pone de manifiesto la carga de trabajo adicional que supone el cultivo de marihuana en el agricultor. En comparación con otros productos, el cannabis requiere de un cuidado especial, en todas las etapas de su ciclo, ya que la separación de machos y hembras garantiza una mayor calidad en la cosecha (Pérez, Ruiz y Youngers, 2019). La separación de los machos se lleva a cabo para evitar la polinización y fecundación de las hembras, lo que resultaría en plantas llenas de semillas y, por ende, un sabor desagradable al fumar. (Montes, 2016). En relación con este punto, el Referente n.º 4 hizo hincapié en lo siguiente:

 

Aunque cultivamos marihuana de forma tradicional, si no la atendemos adecuadamente, tendremos algo que los intermediarios no querrán comprar. Sabemos que el valor está en la hembra y eso se hace desde el principio. No es que arrojas la semilla y la dejas que crezca; tenés que estar pendiente, prácticamente concentrado en ello, atendiendo muy bien. (Referente n.º 4, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

De lo mencionado, se destacan dos cuestiones relevantes para la presente investigación: a) el cultivo tradicional de marihuana, y b) la ardua labor que implica dedicarse a ella. En cuanto al «cultivo tradicional», en primer lugar, representa la capacidad de generar algún producto con las herramientas y conocimientos disponibles, de la manera en la que ellos saben hacerlo, al margen de la lógica de la agricultura mecanizada-empresarial que prevalece en la sociedad paraguaya, siendo la soja el producto emblemático (Fogel, 2023).El oficio al que se hace referencia, demandante y casi a tiempo completo, constituye el segundo aspecto relevante a resaltar, según los Referentes n.º 4 y n.º 5. Implica sacrificar tiempo para otras tareas. En la misma línea argumentativa, el Referente n.º 6 presenta consideraciones alternativas que podrían interpretarse como un profundo sentimiento de arrepentimiento por parte del labriego, debido al abandono de la chacra para dedicarse de manera exclusiva al cultivo de marihuana:

 

Tarde o temprano, el campesino que cultiva marihuana se termina arrepintiendo. Tiene que matar su tiempo y ahí pierde la comida que sale de su chacra, por descuido a ella. Al final, tiene algo que vender, representa un poco de plata, pero la planta no puede consumir en su casa como alimento. El compañero que se dedica a la marihuana no tiene tiempo para sí mismo, eso es hambre, de él y de los suyos. (Referente n.º 6, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Si el cultivo de cannabis se traduce en la pérdida de tiempo y el descuido de otras tareas, tanto a nivel individual como colectivo, y como resultado de ello hay escasez en la chacra, es decir, en el lugar donde se obtiene el alimento y se fomenta el autoconsumo familiar, surge la pregunta inevitable sobre la razón por la cual se decide plantarla. Ante este interrogante, el Referente n.º 1 explica que se ven obligados a dedicarse al cultivo de cannabis debido a la escasez de alternativas disponibles, dado el dominio del modelo productivo de la soja en el ámbito rural. Esta situación se suma a un contexto de pobreza general sumamente apremiante que padecen:

 

No queda de otra. Acá hay algo que se nos impuso del cual no podemos participar, que es la soja. Si querés sobrevivir, sí o sí tenemos que dedicarnos a esto. La pérdida de la chacra se da en las familias pequeñas, que no se pueden dividir en varias funciones. Las familias más grandes nos organizamos, nosotros, los viejos, hacemos mandioca, maní, maíz, lo que comemos. Nuestros hijos, la marihuana. (Referente n.º 1, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Complementando, y siguiendo la misma lógica de exposición, el Referente n.º 3 señala los bajos precios de los productos lícitos. También confirma lo antes expresado, sobre la organización que implementan las familias más grandes en la plantación de cannabis. En esta organización, los campesinos de mayor edad se dedican a actividades legales, mientras que los más jóvenes, «los arriesgados», a las diligencias ilegales, como el cultivo de la marihuana:

 

Es una situación sin salida. Los productos legales se venden a muy bajo precio y no podemos plantar soja porque no tenemos los medios. Mal que bien, a pesar del riesgo, la marihuana es lo único que conseguimos hacer como sabemos. Para eso necesitas de una tierra, relativamente grande para partirla, donde puedas tener tu chacra, otras cosas y, en unas cuantas partes, la marihuana. Nosotros plantamos lo que la gente espera que plantemos, mandioca, por ejemplo. Dejamos la marihuana a los más jóvenes, que son más arriesgados que nosotros. (Referente n.º 3, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

En el presente estadio de la reflexión, surge como actividad primordial contextualizar la situación socioeconómica que atraviesan los entrevistados. La localidad analizada está ubicada en el Departamento de San Pedro, territorio con una población de 440.335 habitantes, de los cuales alrededor del 32 % es menor de 15 años, poco más del 61 % tiene entre 15 a 64 años y más del 6 % con 65 y más años de edad (INE, 2021). El 41,38 % se halla en condición de pobreza, situándose como la segunda división más precaria del país, después del Departamento de Caazapá, 51,49 % (INE, 2022). Por último, el 80 % reside en zonas rurales, primando la economía primaria en un 55 % (Fundación Avina, 2020).

La elevada indigencia y desigualdad, junto con una población joven que carece de oportunidades en el sector agrario debido al avance de la agricultura mecanizada, llevan a que el campesinado busque alternativas de subsistencia dentro de marcos ilegales, siendo el cultivo de marihuana un ejemplo en el presente caso de estudio. Además, esta realidad se ha corroborado de manera coherente con los datos proporcionados por la SENAD, donde se evidencia que San Pedro, junto con los Departamentos de Concepción, Amambay, Alto Paraguay, Boquerón y Canindeyú, concentran el 93,7% de cannabis a nivel país (SENAD, 2022).

A partir del conjunto de testimonios expuestos y los datos recopilados hasta el momento, se logra una primera sistematización que se resume en los siguientes puntos: a) existe un entorno de pobreza generalizada entre los campesinos, quienes buscan vender cualquier producto que puedan generar, incluyendo el cultivo tradicional de marihuana, b) debido al bajo costo de los productos legales y la dominación de la industria de la soja, la marihuana surge como una opción atractiva, c) en las familias numerosas, los miembros mayores se dedican a actividades legales, incluyendo el cuidado de la chacra, mientras que los jóvenes se involucran en el cultivo de cannabis, y d) aquellos que no logran organizarse, ya sea por falta de recursos humanos, se vuelven vulnerables, pues el tiempo requerido para la agricultura de marihuana afecta aquel destinado al autoconsumo.

A medida que avanza la investigación, surgen preguntas sobre lo que los participantes denominan como «los intermediarios». Estas definiciones se centran en individuos principalmente provenientes del Departamento de Amambay, quienes llegan ante ellos para comprar la marihuana cosechada. Aunque en un principio estas personas se presentan como amigables, con el paso del tiempo y a medida que ganan la confianza de los cosechadores, se vuelven más exigentes a la hora de negociar el precio de venta:

 

Cuando alguien viene en camioneta, sabemos que son los intermediarios. Ellos llegan por medio de contactos que tienen fuera de la comunidad y que nos conocen, son amigos nuestros, y siempre se interesan por la cosecha de la marihuana, eso es lo único que buscan. Vienen de la zona de Pedro Juan [Caballero], ya que ahí se maneja toda esta cuestión. Hablan con cada una de las familias productoras. Son bien accesibles, amistosos. Antes eran más buenos con el precio, podías decirles que te paguen más, ahora son más duros, como que te quieren imponer. (Referente n.º 2, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Con respecto a la procedencia de los intermediarios, no es de extrañar que los intermediarios sean identificados como procedentes del Departamento de Amambay. Amambay se encuentra en el centro de algunas de las actividades del crimen organizado más preocupantes de Paraguay: el tráfico de cocaína, la producción de marihuana y el auge de violentos grupos criminales (Insight Crime, 2023). El departamento lidera la producción de marihuana del país y es un importante corredor de drogas, donde la marihuana fluye a través de la frontera terrestre hacia Brasil (Shuldiner, 2013). Es el punto cero de la expansión de las pandillas brasileñas, sobre todo el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), que han echado raíces en Pedro Juan Caballero, la capital departamental, y Capitán Bado (Moriconi y Peris, 2018). Incluso, Pedro Juan Caballero, ha sido denominada en la prensa internacional como «la peligrosa ciudad paraguaya dominada por los narcos» (Infobae, 2022).

En cuanto a la imposición del precio de compra del cannabis, y con una actitud poco dialogante por parte del intermediario, el Referente n.º 4 declara:

 

No es que solamente se plante aquí, se planta en todo el país, eso hace que tengan más opciones, otros lugares en los cuales pueden recurrir. Además, hoy en día, el cultivo se da en poblaciones indígenas, a quienes les resulta más fácil extorsionar. En nuestra situación como campesinos, los intermediarios deben hablar con cada familia, mientras que, con los indígenas, solo necesitan hablar con el líder y ahí solucionan el problema. (Referente n.º 4, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Efectivamente, según los propios datos de la SENAD, la plantación de marihuana se da en diversas áreas de Paraguay (2022). Hay noticias y registros de cultivo en 14 de las 18 demarcaciones territoriales del país, incluyendo Caazapá, Ñeembucú, Caaguazú, Alto Paraná, Cordillera, Guairá, Itapúa, Concepción, Amambay, Alto Paraguay, Boquerón y Canindeyú (SENAD 2022; Insight Crime, 2023). Incluso se registran casos de cultivo en zonas altamente urbanas como Asunción y Central, donde se han establecido granjas urbanas para la producción experimental y de alta calidad de marihuana (IP-Py, 2020). La descentralización geográfica de la producción brinda más oportunidades a los intermediarios para obtener productos de diferentes lugares, lo que también les permite fijar los precios deseados por ellos.

Con respecto a la marihuana generada por la población indígena, en el primer semestre de 2023, se informó que la SENAD intervino la comunidad Ka'aguy Poty Rory, ubicada en el distrito de Yby Yaú, Departamento de Concepción, donde se encontraron 21 300 kilos de marihuana (Última Hora, 2023). Con esta realidad el Diario Hoy llegó a titular su edición del 11 de abril como «Indígenas desplazan a campesinos en cultivo de marihuana y trazan nuevo mapa del negocio» (2023). A raíz de esto, la afirmación hecha por el Referente n.º 4 parece estar respaldada, corroborando así lo que también ha sido mencionado por los Referentes n.º 3 y n.º 6:

 

[Los indígenas] son más fáciles de convencer, y si algo le ocurre a un indígena, no repercute mucho en los medios de prensa. Los campesinos somos personas olvidadas, no tenemos muchos beneficios, pero los indígenas son los que menos tienen. Eso saben los intermediarios y lo usan a su favor. (Referente n.º 3, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

Se negocia más fácil con ellos [los indígenas], no saben mucho del valor del dinero y son más de acatar órdenes. La tierra de ellos es más grande que la nuestra. Si hablas con su líder y le das una camioneta, te da el terreno sin problemas. Después de eso, ya no podés sacarles más de ahí a los intermediarios. Muchas veces son ellos mismos los que trabajan en la marihuana, otras veces, se van compañeros campesinos a trabajar durante días en las tierras indígenas. (Referente n.º 6, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Una producción ampliamente distribuida en todo el territorio, sumada a la competencia surgida en el cultivo por parte de la población indígena —según se comenta desde los términos de: «son más fáciles de convencer», «líderes corruptos», «no conocen el valor del dinero», o «son los que menos beneficios (derechos) tienen»—, ha llevado a que los intermediarios impongan el precio de venta a estas familias agricultoras de cannabis.

Existe además una razón más, la del rol de los políticos de la zona. Así, cuando se les solicita a los campesinos la definición del político, el Referente n.º 4 comenta:

 

Cuando nadie necesita un voto, nadie viene. Esa es la verdad y, para ser honesto, es algo que molesta mucho y duele. ¿Ves a alguno ahora? Observá la situación en la que estamos, una en la cual falta de todo. Los hijos se nos van, apenas llegamos a fin de mes y nos vemos obligados a recurrir a cosas que sabemos muy bien que están mal. En este escenario, ellos deberían ser los primeros en estar aquí, ayudándonos. Pero nada es como tiene que ser. Las cosas funcionan muy mal en este país. (Referente n.º 4, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Al respecto, es relevante mencionar el testimonio del Referente n.º 5, quien profundiza en el tipo de pedido de voto que hacen los políticos, cuando aparecen cada cinco años. Según su declaración, el «pedido del voto» no se refiere al hecho de ir a votar por alguien en términos cuantitativos, sino más bien a verificar si los campesinos se mantienen disciplinados, sin causar ningún problema y, en el caso de los indagados, si continúan produciendo marihuana.

 

Nosotros y ellos nos conocemos bien. Los políticos en campaña vienen cada cinco años a vernos, a visitarnos, a decirnos las mismas promesas, pero saben bien que no les creemos. Nadie es tonto. La verdad es que nos visitan para inspeccionarnos, para saber a grandes rasgos de nuestros planes, eso que estamos tramando y, lo más importante, si seguimos con el cultivo de la marihuana en nuestras tierras. (Referente n.º 5, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Sobre el punto, y profundizando, el Referente n.º 1 afirma:

 

Es muy difícil que un político venga a decirnos que plantemos marihuana, ya que ellos, más que nadie, saben que es algo prohibido. Pero así también son conscientes de que hay muchos patrones que envían a sus intermediarios a pedirnos que lo hagamos. Tener felices a esos patrones es algo que les conviene a los políticos. Estos patrones son los que mandan, los que tienen el poder. (Referente n.º 1, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Estos patrones mencionados, en el testimonio anterior, son los narcotraficantes, que formaron sus propios grupos o pertenecen a organizaciones transnacionales, como el Primer Comando de la Capital (PCC) o el Comando Rojo (CR) (Moriconi y Peris, 2018). Ellos encontraron en esas tierras un lugar propicio para llevar a cabo actividades vinculadas al narcotráfico, con el objetivo de aumentar sus ganancias económicas.

Los presuntos vínculos de los narcos con sectores políticos han sido un hecho en aumento en la realidad nacional. En el 2015, se acusó a José Bogado, ligado al tráfico de cocaína y cuñado del exdiputado Marcial Lezcano, representante de Amambay por el Partido Colorado o ANR —Asociación Nacional Republicana—. (Última Hora, 2015). En el 2018, saltaron audios en los cuales el diputado Ulises Quintana, representante de Alto Paraná, también de la ANR, y el narco Reinaldo «Cucho» Cabaña blanqueaban 190 000 dólares (Hoy, 2018). Por último, el suceso más reciente fue el de los diputados Juan Carlos Ozorio y Erico Galeano, representantes por Capital y Central, ambos de la ANR, sospechosos por lavado de dinero, tráfico de drogas y asociación criminal (Última Hora, 2023b).

En todas las aparentes uniones entre lo político y lo narco, se aprecian dos aspectos importantes de resaltar: a) representantes de los partidos políticos tradicionales, especialmente de la ANR; y b) autoridades con el cargo de diputados, que efectúan, tradicionalmente, campañas eleccionarias más locales, dentro de sus concernientes departamentos.

El Referente n.º 5 decía sobre los patrones:

 

Manejan los terrenos, las rutas, conocen todo el territorio. En un lugar como este, nunca un político va a llegar a un cargo si no tiene apoyo de ellos [los narcotraficantes]. Nosotros estamos en la pobreza; necesitamos ingresos, y la marihuana es una opción, aunque cada vez más difícil. Pero los que verdaderamente se enriquecen son ellos, los patrones, ya que ellos la mueven a otra parte y obtienen más beneficios. Nosotros, al no tener el apoyo político, ya que ellos les responden a los patrones, poco o nada podemos hacer cuando los patrones vienen a negociar mediante sus intermediarios. Saben que pueden hacer lo que quieran y tienen la protección de lo más arriba que hay. (Referente n.º 5, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

Con base en los testimonios de los líderes campesinos entrevistados, se pone de relieve que los patrones, al tener la impunidad y la protección política, se sienten libres de establecer sus condiciones con los labriegos. Este hecho se ve acentuado tanto por la generalizada presencia del cultivo de marihuana en todo el territorio como por la participación de la mano de obra indígena en esta actividad. Como resultado, los intermediarios han impuesto precios de compra de cosecha más bajos. Estos hallazgos se constituyen como la segunda sistematización de la presente investigación.

Como último aspecto a indagar, se solicita la reflexión de los mismos acerca de la figura del policía. El Referente n.º 5 alega una exigencia de coima solicitada por los oficiales. Menciona que la misma se traduce en altos costos que les imponen para poder plantar la marihuana: «el precio del permiso por parte de la autoridad».

 

Nos piden ₲ 5 000 000 por hectárea cultivada (aproximadamente 700 dólares), una cantidad gigantesca. Si todo sale bien y conseguimos trabajar ocho hectáreas, el intermediario nos dará ₲ 60 000 000 de ingresos, pero tendremos que pagar ₲ 40 000 000 en sobornos. Solo nos quedará ₲ 20 000 000, lo cual no compensa el gran riesgo que corremos. Debido a la extorsión de la policía, la marihuana ya no es rentable y muchos se han dedicado a otras actividades, especialmente nuestros hijos, los más jóvenes, quienes abandonan nuestras casas para ir a desempeñarse como piseros o albañiles en la ciudad. (Referente n.º 5, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

El Referente n.º 4 incluso explica las razones del por qué muchos de los agricultores de su zona ya no se esfuerzan en los oficios correspondientes a dicha planta ilegal. Se debe a una lógica marcada no por un mayor control, sino como consecuencia de la codicia económica del vigilante de lo público:

 

Antes, más o menos, el 50 % de la comunidad se dedicaba a la marihuana. Luego eso se redujo y hoy ya somos muy pocas familias. El cultivo no es fácil ya que requiere que todo el día uno esté atendiendo. No podés cosechar otra cosa, no tenés tiempo ni para tu chacra personal. A eso hay que sumar el riesgo de estar haciendo algo indebido. Antes valía la pena ya que ganábamos un buen dinero. Hoy la plata se va a los bolsillos de los policías y nos queda muy poco. Esto dejó de ser rentable por culpa de ellos. (Referente n.º 4, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

En los testimonios de los cultivadores consultados, la policía paraguaya no solo representa el detrimento o decadencia de sus negocios marihuaneros, sino que también es sinónimo de todo lo indebido. Se trata de individuos con uniformes y armas, habilitados por un mando instituido por una prerrogativa legal, que hacen uso abusivo y clandestino de su autoridad.

La reflexión realizada concuerda con los hallazgos presentados en el «Índice de Capacidad de Lucha contra la Corrupción» del año 2022, elaborado por la revista America Quarterly. Según este análisis, la policía paraguaya ocupa el puesto doce, el último a nivel nacional, con un puntaje total de tres sobre diez. El informe cataloga a esta entidad como corrupta, sin un autogobierno transparente y vinculada a «actos ilegales de todo tipo».

Al respecto, el Referente n.º 5 lo entiende de la siguiente manera:

 

Los policías no son tontos y saben cómo amenazar. A los que recién comienzan, los que empiezan a plantar, les dicen que se van a ir presos, que ellos tienen la autoridad para actuar libremente. A los compañeros que ya llevan años en esto, que ya pagaron y la policía les tiene bien fichados, la técnica es otra. Aquí no se da tanto por no querer pagar o no avisar que estás cultivando, aquí es porque no podés pagar, así de simple. (Referente n.º 5, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

A partir de los testimonios recogidos, se evidencia que los policías que intervienen en la comunidad, personificando la presencia y el poder del Estado, reciben favores monetarios para suspender la aplicación de la ley, o ser selectivos en su ejecución. En palabras del Referente n.º 2:

 

Si la marihuana se mantiene ilegal, es porque ella hace ricos a los policías. Nosotros somos los que más queremos que esto se legalice, ya que, si esto pasa, vamos a tener la libertad de vender y negociar de forma justa el precio del producto. Pero, así como estamos, con este funcionamiento, ellos son los que controlan el negocio diciendo quién sigue y quién no, quién planta y quién no, y cuando algo no les conviene, cuando pierden plata, a los que no pagan se les hace caer. (Referente n.º 2, Asentamiento campesino, Departamento de San Pedro – Paraguay, octubre de 2022).

 

En este contexto, la actuación policíaca no se enfoca en prevenir o reaccionar contra el tráfico de drogas, sino que se centra en la solicitud de sobornos. Los funcionarios públicos, los policías, se dan cuenta de que al ejercer su poder sobre un grupo estigmatizado y sin alternativas, pueden obtener mayores beneficios económicos. En definitiva, lo ilegal genera numerosos beneficios para lo legal, siendo los efectivos de la seguridad pública los principales promotores e interesados en que esta dinámica continúe funcionando. Lo recién mencionado representa, de hecho, la tercera sistematización de la presente investigación.

 

Conclusiones preliminares

 

El panorama del cultivo marihuanero en la comunidad analizada ha sido resumido en la Tabla n.º 1, al unir las diferentes partes.

 

Tabla Nº 1.  Contextos en torno al quehacer marihuanero

Contexto n.º 1

Contexto n.º 2

Contexto n.º 3

Pobreza generalizada por un modelo productivo irrealizable para el campesino paraguayo, el de la soja.

 

(Factor externo)

Alternativas dentro de los productos ilícitos, por un mejor precio de venta que los legales.


(Factor externo)

La marihuana afecta a las familias menos numerosas, en lo referente al autoconsumo.


(Factor interno)

Contexto n.º 4

Contexto n.º 5

Contexto n.º 6

En las familias cultivadoras numerosas, el trabajo marihuanero lo llevan a cabo los más jóvenes.





(Factor interno)

El precio de venta ha bajado por: a) cultivo marihuanero en todo el país, b) mano de obra indígena, y c) patrones zonales con impunidad, por tener a los políticos a merced de ellos.

(Factor externo)

Policías angurrientos de dinero. El pedido de coima, con altos precios, constituye otro factor por el cual muchas familias han dejado de cultivar.



(Factor externo)

Nota. Elaboración propia con base en lo investigado.

 

Si bien las diversas teorías predominantes, abordan el cultivo de la marihuana desde alternas perspectivas, como: a) labriegos sometidos al poder violento de los narcotraficantes (Miranda, 2016), b) el cultivo de cannabis como una necesidad para la subsistencia de la comunidad (Garat, 2016), y c) a través de un «orden clandestino» en el que el Estado y sus representantes han promovido las actividades ilegales (Kessler, 2013), en este estudio se puede observar que las tres visiones conceptuales no son antagónicas, sino complementarias.

Por un lado, existe una implicancia de la población en actividades ilegales por la ausencia histórica del Estado y el modelo de desarrollo establecido, el de la soja. Por otro lado, los patrones, al tener sometidos a los políticos, pueden ejercer su poder sin límites contra los campesinos. Por último, el Estado, cómplice de lo ilegal, negocia con los criminales, cediendo el territorio para su control y recaudando los réditos económicos de la marihuana.

Las perspectivas de un país en el que se difuminaron los límites entre lo legal y lo ilegal conllevarían un panorama futuro desalentador y preocupante. En medio de toda esta dinámica, los campesinos se encuentran enfrentando situaciones aún más desesperanzadoras y carecen de una solución fácil y evidente. Tanto en lo legal como en lo ilegal, les resulta difícil encontrar oportunidades significativas de progreso.

 

Bibliografía

 

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Recepción: 28/07/2023

Evaluado: 20/09/2023

Versión Final: 01/11/2023



(*)Investigador en la Universidad Nacional de Asunción, Paraguay. Doctorado en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Misiones, Argentina, con pasantía postdoctoral en la Universidad Sorbona, Paris – 3, Francia. carlosperisc@gmail.com - https://orcid.org/0000-0002-8205-3768